Esteban de Manuel (coportavoz de Equo Andalucía).
El reto de reducir las emisiones de CO2 causantes del efecto invernadero pasa en gran medida por la transformación de las ciudades que tenemos. El enorme incremento de la población urbana mundial se ha visto acompañado con la implantación de un modelo segregacionista, tanto a nivel físico como social. Los principios del urbanismo moderno, basados en el racionalismo, distinguen y separan en el espacio la residencia, el trabajo y el ocio, y los conectan con las grandes vías para el vehículo motorizado. Esto ha simplificado la ciudad, la ha expandido por el territorio, ha incrementado la movilidad motorizada y le ha hecho perder vitalidad. Los barrios han dado lugar a urbanizaciones y polígonos sólo residenciales, con casi nula actividad para un espacio público que se concibe para el coche. La población se ha ubicado en el espacio en función de su renta en barriadas sociales o urbanizaciones residencias de viviendas unifamiliares. La ciudad se ha expandido y se ha segregado y todo esto ha funcionado incrementando el consumo de energía. Al mismo tiempo, el desarrollo de las instalaciones de acondiconamiento y la energía barata derivada de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) ha generado una arquitectura descontextualizada, homogenizada, poco adaptada a su medio natural y cultural, y que ha sido una gran devoradora del territorio y de todo tipo de recursos.
Para superar el calentamiento global y reducir el consumo de energía es necesario emprender acciones enérgicas tanto a nivel urbanístico como de rehabilitación ecoeficiente de la edificación. Y ello nos lleva a poner en valor la tradición urbanística y arquitectónica mediterránea, de ciudades compactas (frente al modelo anglosajón difuso) y complejas (llenas de todo tipo de actividades mezcladas en el espacio y con mezcla social y cultural). Para conseguir este objetivo 11 ciudades mediterráneas de cuatro países han venido trabajando en el proyecto CAT MED de ciudades mediterráneas sostenibles: Atenas y Tesalónica por Grecia, Roma, Génova y Turín por Italia, Marsella y Aix-en-Provence por Francia y Barcelona, Valencia, Málaga y Sevilla por España.
Mi compañera Luisa Saavedra, experta en participación ciudana, y yo hemos coordinado el Grupo Metropolitano de Sevilla, con nuestro equipo de profesores y estudiantes de arquitectura y del Máster en Gestión Social del Hábitat de la Universidad de Sevilla, en colaboración con el socio local del proyecto, Sevilla Global.
La primera fase ha consistido en la elaboración de un grupo de 20 indicadores de sostenibilidad consensuado y su aplicación a cada ciudad participante. La segunda fase en la elaboración de un proyecto piloto de ecobarrio o Green Apple.
En Sevilla propusimos elegir el barrio de Pajaritos, incluido en el Plan Integral de Tres Barrios Amate, como actuación piloto. Con ello queríamos conseguir sinergia entre varios objetivos. El primero de ellos era lanzar la idea de que nuestro reto no es hacer nuevos crecimientos con ecobarrios sino transformar todos nuestros barrios, polígonos y urbanizaciones en barrios sostenibles. El segundo es proponer que el concepto de eco-barrio puede actuar como motor de transformación en barrios con necesidades de transformación física y social. En torno a esta marca, es posible aglutinar voluntades e iniciativas de formación, creación de empleo, educación y cambio socio-cultural, en paralelo a la transformación física. El tercero es proponer un modelo que sea replicable, no excepcional, a los cientos de barrios sociales que será preciso transformar en las próximas décadas. El cuarto es señalar que la transformación física tiene que ir acompañada de nuevas formas de gestión social, que impliquen activamente en todo el proceso a los vecinos, técnicos de diversas áreas, empresas y las diferentes administraciones competentes.
El proyecto de Pajaritos trata de afrontar soluciones para los problemas detectados en la zona. Persistencia de barreras que aislan el barrio de la ciudad, envejecimiento de la población, deterioro de la convivencia, espacio público ambiguo, poco utilzado, edificios inaccesibles que dejan a la población mayor atrapada en sus viviendas, de superficie muy reducida, poco adecuadas a las condiciones de vida actuales, mal aisladas. Las ideas fuerza utilizadas en la propuesta se han centrado en mejorar la conexión del barrio en la ciudad a través de la creación de itinerarios peatonales integrar la Ronda del Tamarguillo al barrio, siguiendo el modelo de la transformación de la Alameda de Hércules, en Sevilla.
La siguiente idea fuerza es organizar el barrio en tres supermanzanas de modo que el tráfico de tránsito circule por su perímetro y el interior tenga prioridad peatonal a través de la implantación de zonas 30;
Idea de supermanzana aplicada a Pajaritos
la mejora de la calidad del espacio público con un ambicioso plan de plantación de árboles e implementación de huertos urbanos; la rehabilitación eco-eficiente, con ampliación y reforma de los edificios, solucionando los problemas de accesibilidad, introduciendo locales comerciales en los bajos, reorganizando la distribución interior de las viviendas y mejorando el aislamiento en fachadas y cubierta; el fortalecimiento de las comunidades y la mezcla social. Todo estos objetivos se alimentan y sustentan en un proceso de empoderamiento social, iniciativas emprendedoras generadoras de empleo ligadas a la propia transformación ecológica del barrio y en iniciativas de formación cuyo motor es la idea de eco-barrio.
En Marsella nos hemos dado cita las 11 ciudades participantes para proponer mecanismos que permitan el seguimiento y el apoyo a la inclusión de nuevas ciudades a la iniciativa. El objetivo es tener “Manzanas Verdes para todos“. Este es uno de los ejes de la gran transición que podemos y debemos emprender.
Los contenidos que publica esta página son opiniones personales y no reflejan la posición oficial de EQUO Sevilla en ningún tema tratado.
2 ideas sobre “Green Apple: Ecobarrios para todos”
Me parece una gran idea, además de muy oportuna para la zona de Tres Barrios – Amate. Creo que da en las claves de su aislamiento y estancamiento. Sólo me cabe una duda. ¿De cuántos €uros estamos hablando?
Perdonad mi ignorancia, si quereis. Pero resulta que. al final, si que es factible hacer cosas para vivir mejor, consumiendo menos y con mayo eficiencia energética. Sólo tocando en el barrio.
Si a eso se le unieran más cosas… Igual se cuadra el círculo de la sostenibilidad.