Una alternativa ciudadana para Córdoba

Por si a alguien le cabían aún dudas, después del balance que el alcalde de Córdoba presentó el pasado miércoles sobre sus tres años de mandato y los planes para el próximo, quedó bien patente que es más que deseable y necesario para nuestra ciudad que éste sea su último año como primer edil. Necesitamos que las elecciones municipales de 2015 nos traigan un nuevo gobierno local que consiga reactivar la vida social, económica y cultural cordobesa. Necesitamos un ayuntamiento que se marque como prioridad el bienestar y calidad de vida de los ciudadanos, potenciando y poniendo a su disposición los espacios y servicios públicos, en lugar de recortarlos, desmantelarlos y privatizarlos. Necesitamos urgentemente frenar y revertir la escalada de locales y solares vacíos, de edificios baldíos y megaproyectos de escaparate. Necesitamos políticas locales que generen oportunidades de empleo, que recuperen los barrios abandonados y prevengan las situaciones de exclusión social. Necesitamos un ayuntamiento transparente, con cuentas claras, información accesible y decisiones basadas en el interés colectivo, no en los rancios intereses de quienes en las últimas décadas vienen manejando la política municipal para su provecho.

Está claro que eso no lo podemos esperar del partido que ahora gobierna el ayuntamiento de Córdoba. Menos aún del principal grupo de la oposición que -para vergüenza de los cordobeses- lidera un condenado por corrupción que se jacta de incumplir sistemáticamente las normas y que inexplicablemente sigue ahí, adeudando multas, impuestos y cotizaciones de sus trabajadores. Lamentablemente, tampoco podemos esperar que el cambio venga de la mano del aparato de los partidos que, en épocas anteriores, estuvieron al frente de la corporación municipal y son responsables en buena medida de los desmanes urbanísticos, las corruptelas y las deficiencias en la gestión. El lastre y las inercias que arrastran las cúpulas dirigentes de sus organizaciones van quitándoles no sólo la credibilidad y apoyo de la ciudadanía sino, incluso, de muchos de sus militantes y simpatizantes que, de forma sincera, honesta y comprometida, han luchado, y luchan, durante tantos años con convicción y empeño.

Más que nunca, Córdoba necesita una nueva mayoría social que respalde un proyecto de progreso para la ciudad. El tiempo que vivimos exige formas nuevas de hacer política donde la ciudadanía recupere el protagonismo y la voz. Cada vez somos más quienes así lo expresamos y demandamos en la calle y en las urnas. Los poderes públicos, las administraciones y los partidos políticos no pueden permanecer por más tiempo ajenos a ese clamor popular. Y precisamente en el ámbito local, por ser el más cercano a las personas, es donde resulta más factible iniciar ese viraje inevitable.

Un proyecto político y social que ilusione y aglutine a esa nueva mayoría no puede repetir los viejos modos, ya caducos; no puede venir amañado a través de pactos y componendas entre cúpulas de partidos u organizaciones; no puede convertirse en un reparto de puestos o una suma de siglas. A estas alturas de la historia eso ya no convence a casi nadie. Como vienen proponiendo EQUO y otras organizaciones políticas y sociales, creo que debemos apostar por una candidatura ciudadana abierta y plural que, mediante un proceso transparente y absolutamente democrático de primarias abiertas a la participación de todas las personas que lo deseen, elija a las mujeres y hombres que se consideren más solventes y comprometidos, más capaces por su experiencia o por su juventud, más adecuados para gestionar los asuntos públicos, sometidos a un código ético vinculante y al permanente control ciudadano. Una candidatura que sea una verdadera alternativa de cambio para construir un modelo de ciudad con futuro, más habitable, convivencial, solidaria y sostenible, a través de un programa elaborado de forma participativa y cooperativa con las aportaciones de los distintos sectores y colectivos. Una candidatura, en fin, para abrir el ayuntamiento de Córdoba a nuevas fórmulas de democracia directa en la toma de decisiones, de descentralización de la gestión en los barrios y distritos, de desarrollo de la economía local y fortalecimiento de la estructura comunitaria.

Soy consciente que esta opción reclama buenas dosis de generosidad y amplitud de miras de las organizaciones políticas y colectivos que la apoyen, que deberán renunciar al protagonismo propio en aras de un proceso de confluencia radicalmente democrático para sumar fuerzas desde la base, desde la iniciativa de los ciudadanos y los movimientos sociales. Siendo este un enfoque innovador, muy distinto al que se ha venido practicando tradicionalmente por los partidos y agentes sociales, ya cuenta con los avances en esta dirección que han venido produciéndose en el último año en la provincia de Córdoba y en el conjunto del estado español, algunas de cuyas experiencias están resultando francamente exitosas. Recientemente han surgido iniciativas similares en diversas ciudades como Barcelona o Alcorcón que buscan sumar desde abajo.

Es un camino que no estará exento de dificultades pero vale la pena intentar esta alternativa de cambio real en el gobierno municipal para nuestra ciudad. Las cordobesas y los cordobeses no nos merecemos menos.                                      

 Salustiano Luque Lozano

  Médico. Miembro de EQUO Córdoba.

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