Qué hay de lo mío

El día 14 de marzo estuve en el salón de actos de la Diputación viendo, con mucha ilusión, la película-documental MAÑANA. Me habían hablado maravillas de ella, de su optimismo y ganas de contarle a la gente que otro mundo es posible, que estamos a tiempo de todo si nos ponemos manos a la obra.

MAÑANA fue fruto de un equipo de cuatro personas que deciden tras la publicación de un estudio que anunciaba la posible desaparición de parte de la humanidad en 2100, visitar diez países para investigar las causas de la catástrofe y sobre todo, la forma de evitarla.

Durante el viaje se encuentran con personas que de forma colectiva han visto que el modelo que nos guía diariamente nos llevará y nos está llevando a un sin sentido. Estas personas se han puesto en marcha y han demostrado que se puede vivir de otras formas más amables con el medio que nos rodea incluyéndonos en nuestro medio.

El crecimiento indefinido insaciable que nos inculcan para mantener el sistema en el que estamos inmersas no puede más.

Copio las palabras de José Esquinas que dice: “Tenemos que retomar el volante de nuestro futuro para reconducir nuestra vida”, esta frase la dijo antes de que las asistentes empezaran a hablar y mi ilusión fue creciendo por momentos.

Después de la proyección hubo un coloquio entre las asistentes, nos daban la oportunidad con lo que habías visto de realizar propuestas que se podrían llevar a cabo en nuestra ciudad.

Estaba muy ilusionada porque estaría rodeada de personas interesadas en el tema y con inquietudes por empezar un cambio real y efectivo, incluso estaba dispuesta a superar mi miedo a hablar en público y contar experiencias sobre el tema que nos ocupaba pero poco a poco esa ilusión inicial se fue diluyendo.

Se habló mucho y cada persona con sus razones, muy buenas razones para quien las estaba diciendo, no lo dudo pero mi sensación fue amarga, muy amarga.

Queremos cambiar para que todo siga igual, seguimos pensando que la solución debe venir de los políticos (que debe venir) pero en estos momentos la sensación que tengo es que la clase política que me representa es un fiel reflejo de la sociedad que me rodea y que queremos que todo cambien pero desde mi sofá con mi cervecita y mi televisión.

Uno de los planteamientos de una persona fue lo feas que son las farolas de la obra que se está llevando a cabo en Capitulares y que si las escaleras estaban preparadas para que una novia bajase. No digo que no tenga importancia esta afirmación, pero el tema que nos ocupaba era proponer alternativas para que nuestra vida sea más respetuosa con el medio ambiente,

Me hubiese gustado escuchar por parte de las personas que asistimos, un…ME COMPROMETO A PARTIR DE HOY  a llevar cambios en mis hábitos que haga que el sistema no se nutra de mi consumismo.

ME COMPROMETO a reducir drásticamente el consumo de carne de mi dieta,

ME COMPROMETO A aumentar considerablemente mi consumo de verduras y frutas.

ME COMPROMETO a desviar la mayor parte al consumo ecológico y de cercanía, a dejar de ir a grandes superficies y comprar en una tienda de barrio, a revisar cada etiqueta de los productos que entra en mi domicilio.

ME COMPROMETO a utilizar menos el coche y más la bici o andar para ir a los sitios.

ME COMPROMETO a cambiar de compañía energética a una que se salga de la mafia que me rodea y aporte energía limpia al sistema.

DEJARÉ de comprar ropa en cadenas donde se explotan a personas y se vayan a países donde los impuestos son más baratos para tributar.

ME COMPROMETO a ser parte del cambio ya que en este momentos la clase política en general está más preocupada en baile de sillones que en beneficiar la vida a la ciudadanía.

Que contenta hubiese salido de la Diputación escuchando solo la mitad de todo esto pero no, escuché pocas propuestas y se habló de farolas y escaleras.

Inmaculada Sarmiento. EQUO Córdoba

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