Las sociedades democráticas se caracterizan por la disponibilidad de espacios destinados al ejercicio de las libertades de expresión y de información. Son espacios donde los ciudadanos pueden comunicarse libremente. A mayor extensión de esos espacios y a mayor grado de libertad corresponden sociedades civiles más fuertes y más profundamente democráticas.
En la Antigüedad, la democracia clásica ateniense dispuso del Ágora como espacio singular destinado a ese fin. En las sociedades contemporáneas Internet ha venido a convertirse en una especie de Ágora Global de Libertad, espacio virtual y a la vez real, donde se practican de manera muy provechosa y constructiva las libertades de expresión y de información.
La extraordinaria facilidad, versatilidad y rapidez con que pueden ser compartidas las informaciones, las opiniones, los contenidos, ha dado lugar de hecho a una nueva forma de construcción cultural, de construcción de conocimiento, fuertemente apoyada en la colaboración en red. EQUO, tal y como está siendo construido, no sería posible sin esta nueva forma de trabajar.
Es cierto que en Internet, como plaza pública que es, también hay mercado, es decir, se pueden comprar, alquilar y vender cosas. Pero en Internet, al día de hoy, sobre todo, lo que hay es una gran cantidad de conocimiento compartido sin ánimo de lucro, y una gran cantidad de energía positiva, de idealismo y de altruismo.
EQUO considera vital para el desarrollo y fortalecimiento de la democracia que los poderes públicos protejan este espacio de libertad. Tanto las fuerzas del mercado, deseosas de sacar beneficios de donde sea, como algunos lobbies políticos, siempre temerosos del ejercicio sano de la libertad, no cejan en sus presiones para embridar y limitar los derechos en internet.
Iniciativas como las denominadas “ley SOPA”, “ley PIPA” o “ley ACTA”, a nivel internacional, o por lo que respecta a nuestro país, la denominada “ley Sinde”, luego convertida en una disposición final de la Ley 2/2011 de Economía Sostenible, son muestras del peligro que corre el ejercicio pleno de la libertad en Internet.
Ante los conflictos, que es evidente que se producen, entre derechos de propiedad y derechos de información y de expresión, no se puede olvidar que éstos últimos son bienes jurídicos de naturaleza superior pues son derechos primarios. Los derechos de propiedad deben ser protegidos en todo caso, pero nunca por encima de ellos. Corresponde a los creadores y distribuidores adaptarse e innovar, atrayendo al público, no queriendo atarlo y reprimirlo por medio de legislación represiva.
La voracidad de los que quieren mercantilizarlo todo no debería destruir la maravillosa experiencia de este compartir sin ánimo lucro que es ahora mismo internet.
Apostemos firmemente por la defensa de un internet libre para un sociedad más libre.