Dos jóvenes investigadores cordobeses

Leo con preocupación la entrevista de Diario CÓRDOBA (19/07/2012), al joven investigador cordobés Rafael Luque, que ha conseguido junto a otro investigador filipino, Rick Arneil, obtener biodiesel de maíz y aceite de fritura. En ella explica las dificultades de su trabajo en España, y  a pesar de su experiencia de cuatro años en la Universidad de Nueva York y de tener ofertas de trabajo de otras  universidades extranjeras, permanece en la Universidad de Córdoba, aunque solo tiene para “ir tirando”.

Todo ello con un panorama, donde según el último Informe 2012 de NOVACEF (Universidad a Distancia de Madrid, colectivo de Investigadores/Precarios y otros organismos) sobre I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación), el 76% de los jóvenes investigadores españoles probablemente tengan que emigrar el próximo año.

Y es que en nuestro país, que habíamos conseguido superar el tópico unamuniano de: ¡que inventen ellos!, y en estos últimos años  nos estábamos acercando lenta pero gradualmente, en este sector, a los niveles de resultados de los países de  nuestro entorno, alcanzando según el economista y matemático César Molinas (El País 25/03/2012) una inversión del 1,39 % de nuestro Producto Interior Bruto (PIB) en los presupuestos del año 2010 (la media de los países de la UE-27 es del 2,3 y la recomendación del Consejo Europeo es de hasta el 3 %), se ha vuelto hacia atrás y en  el año 2011 el presupuesto cayó al 1,35 %.  Según la COSCE (Confederación de Sociedades Científicas de España), en el de 2012 el gobierno del Partido Popular ha recortado hasta un 25,5 %, quedándonos en los niveles de antes de 2009 (el Publico.es).  Junto a que la edad media de nuestros investigadores es muy alta, de unos cuarenta y siete años, la gravedad de pederse la continuidad en líneas de investigación abiertas y la citada emigración ya iniciada, va a suponer una catástrofe de grandes efectos económicos y en el empleo en general.

El profesor Peter Gruss,  presidente de la prestigiosa Sociedad Max Planck alemana, afirmaba en una entrevista que: “La única forma de salir de la crisis es invertir en cerebros” (el País.com de 22/09/2010). También explicaba que en Alemania se necesitarían unos 70.000 talentos en ingeniería, física, matemáticas e informática,  que habría que traer de otros países; siendo los campos de la nanotecnología y los nuevos materiales los de más interés para las empresas.

Conozco a otro joven investigador cordobés, actualmente en la Universidad Carlos III de Madrid. (1)  Trabajó al principio de camarero y montando circos en Madrid, hasta que fue seleccionado primero de becario y luego con contrato en IBM, empresa que dejó voluntariamente. Habla con fluidez inglés y francés. Su campo de investigación son los nuevos materiales electrocromáticos (2) (que cambian su opacidad y/o colorido en función de pequeñas señales eléctricas), sobre los que ha publicado diez artículos en  revistas internacionales y presentará su tesis doctoral el próximo mes de septiembre. Ha tenido dos estancias (3) en el Angstrom Laboratory  de la Universidad de Uppsala (Suecia), una en el Instituto Nacional de Química de Ljubljana (Eslovenia) y otra en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid. Ha hecho presentaciones de su trabajo en congresos de varias universidades, entre otras las de Turín (Italia), Burdeos (Francia), Los Ángeles –California- (EE.UU.), Seúl (Corea del Sur) y a mediados de agosto lo hará en la de Chicago (EE.UU.). Ha firmado con la empresa alemana Mercedes, en Munich, un convenio de colaboración con cláusulas confidenciales. Durante el curso imparte además algunas clases de laboratorio a los alumnos y es tutor de Proyectos Fin de Carrera. Su sueldo líquido mensual, para vivir en un Madrid, no llega a los mil doscientos euros; ¿Hay quién de más?, como diría un vendedor de feria. Pues con todo y con  eso, sus superiores le han anunciado que no pueden garantizar su contratación para el próximo curso. Posiblemente será uno de los que se tengan que irse.

(1)     Mi hijo David.                                                                                                        (2)     Se utilizan para ahorro energético en edificios y vehículos y para fabricar gafas especiales.                                                                                                                      (3)     Las estancias son periodos de varios meses donde un investigador trabaja en conjunto con los del país que los acoge.

Nicolás Puerto Barrios. Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones y miembro de EQUO

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