Cibernetica y Crisis

En la entrevista a propósito de la crisis  al nonagenario y activista profesor  José Luís Sampedro, en el programa “En días como hoy”, dirigido por el periodista Juan José Lucas en Radio Nacional de España, en la mañana del pasado día 18 de abril, el entrevistado cita al matemático y filósofo estadounidense Nobert Wierner, autor de Cibernética, que la definió en el año 1949 como “la ciencia de los mecanismos de control y regulación de los sistemas humanos, animales y de las máquinas”. Por su rabiosa  actualidad,  creo que sería  pertinente dar a conocer al lector en que consiste esta ciencia ante la crisis sistémica, como califica Sampedro la situación actual que atravesamos. La Cibernética del griego, Κυβερνητική, cuyo término ya fue empleado por Platón como el arte del pilotaje, estudia  los sistemas organizativos que tratando de obtener un objetivo, deben establecer los mecanismos de control y regulación para, a partir de la detección temporal de los resultados, tomar las decisiones y acciones oportunas en aras de conseguir al final el objetivo fijado. Como planteó Wiener, mediante el feedback (realimentación) se detecta la posible deriva de la situación momentánea respecto al fin que se persigue obtener.  La Cibernética es  fundamental hoy día en los sistemas de información, telecomunicaciones, transportes aéreos, marítimos y ferrocarriles de  alta velocidad, lanzamiento y seguimiento de los satélites artificiales, centrales de producción y transporte de energía eléctrica, grandes centros de fabricación industriales y  en todos los sistemas complejos que tengan que trabajar con gran cantidad de datos y/o procesarlos a gran velocidad. Uno de los introductores en la aplicación a la  economía de la Cibernética, fue el economista y político polaco Oscar Lange, quien explicaba: “Lo mismo Adam Smith, escribiendo sobre la supuesta mano invisible que coordina los procesos económicos llevándolos al estado de equilibrio, que Karl Marx estableciendo la ley del valor como reguladora de la producción de mercancías, se ocupaban en realidad de los problemas de la regulación de los sistemas económicos y por tanto de la Cibernética.

Si volvemos a enlazar con la entrevista a Sampedro, en la cual  afirmaba que hemos llegado a un desarrollo insostenible,  aceptando que una organización político-económica, como puede se nuestro propio país después de la transición, tenga un  proyecto dirigido al interés social, tal como marca su Constitución, también  tendríamos que convenir, según el modelo cibernético, que las instituciones públicas (políticas y administrativas)  y económicas privadas ( grandes corporaciones financieras y empresariales) serían quienes pilotan las grandes acciones estratégicas dirigidas a dicho fin.  No se trata aquí ahora de evaluar si  las decisiones  que nos han abocado a la crisis han sido las correctas (despilfarro de recursos y corrupciones en las contrataciones de obras y laborales de las administraciones públicas), que este articulista esbozó ya en otros artículos de prensa escrita y también ha denunciado en  su entorno profesional, o lo errático de una actividad económica basada principalmente en la especulación financiera y el ladrillo,  sino de evidenciar como  los mecanismos de control no han funcionado para evitarla. Si en estos mecanismos incluimos a los órganos establecidos al efecto (Banco de España, Tribunal de Cuentas del Estado, Cámaras de Cuentas Autonómicas, Fiscalía, Inspecciones de Trabajo, etc…),  junto a las organizaciones  políticas y sociales (partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales) que han tenido  representantes en los Consejos Económicos Sociales en distintos ámbitos y en los Consejos de Administración de Empresas Públicas y Cajas de Ahorros, por cierto muy bien remunerados y con muchas prebendas, tendríamos que ver cual ha sido su papel durantes estos últimos años.  Por lo pronto, que sepamos, en ninguna de estas organizaciones ha habido dimisiones individuales o colectivas llamativas, o plantes, que hayan despertado la atención a la población de la imposibilidad de ejercer sus funciones. La pregunta que se nos plantea a  los ciudadanos es, ¿por qué nuestros representantes en estos órganos  de control  no nos han advertido que  las organizaciones donde ejercían  esta responsabilidad se dirigían hacia el abismo? y  así mismo,  si no lo han percibido ¿a qué se dedicaban entonces? José Luís Sampedro  da también respuesta a estas cuestiones: Nuestros dirigentes no saben lo que quieren, solo saben mantener sus privilegios.

El problema es, que ante esta situación caótica se está aceptando que las acciones para la  corrección de la dirección del proyecto (si es que la hubiere) la  paguen los funcionarios (algunos de los cuales sí habían advertido la mala gestión de las instituciones), los trabajadores, los jubilados y las clases sociales menos favorecidas. Como dice Sampedro: Los dirigentes no intervienen sobre los culpables. Los defensores de los pueblos están obedeciendo a los culpables. Tengo la esperanza que  la inteligencia colectiva no lo va a permitir.

Nicolás Puerto Barrios.  Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones. Premio Nacional de Prensa en 1983.

Miembro de EQUO

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