Alzheimer social

Bicicleta, cuchara, manzana… No, no es ésta serie de palabras las que necesito para ejercitarme, ya que mi pérdida de memoria es parcial, podría decirse que selectiva. Sólo me ocurre cuando llegan las elecciones, a la hora de ir a votar.

Entre unas elecciones y otras, se van sucediendo una serie de hechos que me preocupan, me alarman, me escandalizan o me indignan; y casi siempre provocados por los partidos mayoritarios o, en su caso, por los que comparten el poder. Y siempre me digo lo mismo: en las próximas elecciones no vuelvo a votar a ninguno de éstos partidos cuyos candidatos están demostrando su incapacidad, su carencia de una verdadera de sensibilidad social, incluso su desfachatez, y unos niveles de corrupción, demagogia y falsedad que podría decirse, por desgracia, que es el sello más representativo de la marca “España”.

Pero el caso es que, elección tras elección, siempre aparecen los mismos como por arte de magia. Y digo yo que algún fenómeno esotérico debe ser la explicación de semejante misterio, porque apenas si hay un ciudadano, sobre todo tras estos últimos años, que no haya renegado, vituperado o reprobado a cualquiera de éstos partidos políticos. Y la cuestión no es que no existan otras alternativas a ésta forma de hacer política y otras formaciones cuyos candidatos no están salpicados de fango, porque sí las hay. Siempre han estado ahí, lo que sucede es que, o bien, no las escuchamos, o su reparto en el pastel mediático es tan pequeño que se nos olvida su existencia. O tal vez, como me apuntó mi neurólogo cuando le hable de mi problema, no sea una cuestión de pérdida de memoria parcial o selectiva, sino de miedo: ese miedo con el que consiguen paralizarte para que no te atrevas a dar un paso adelante ante el abismo que, apocalípticamente  anuncian, sería un futuro sin su hegemonía, sin su elitista sistema. Y puede que tenga algo de razón. Sin embargo, a estas alturas me pregunto qué abismo va uno a temer cuando deambulamos por el fondo del barranco. No, no tiene sentido, a los que han ido viendo como su vida, sus derechos, incluso su dignidad eran un puro recorte en manos de estos jíbaros, sentir miedo es un lujo que ya no podemos permitirnos.

Por eso, a partir de ahora, quiero poner remedio a esta amnesia selectiva que me hace olvidar a qué nivel de degradación social se puede llegar si volvemos a darle el poder a los mismos que, una vez y otra, lo desprecian, utilizándolo de espaldas a la sociedad a la que supuestamente sirven, haciéndoles crecer, además, al hacerles sentir invulnerables, prácticamente impunes, y con una inexistente asunción de responsabilidades que, para colmo, y para vergüenza de mi precaria memoria, ni siquiera se lo hago pagar en las urnas.

Bárcenas, sobres, sobresueldos… Sí, esta serie de palabras me va mejor para ejercitar la memoria. Gürtel, ERES, comisiones… para recordar lo que hacen con el poder, con nuestro dinero. Rescate bancario, preferentes, desahucios… para no olvidar a quienes se enriquecieron y a los que nos arruinaron. Reforma laboral, pérdida adquisitiva de las pensiones, contratos basura… para tener presente a quién se refieren cuando hablan de sacrificios. Recortes en sanidad, en educación, en servicios sociales… para recordar la miseria a la que están llevando a la mayor parte de la población. Final de la crisis, creación de empleo, cuento de la lechera… para no olvidar cómo se burlan de nosotros en nuestras propias narices, en nuestra desgracia.

Es curioso, ahora que empezado a apuntar estas series de palabras para que me ayuden con mi problema de memoria, me doy cuenta cómo acuden a mi mente un sinfín de ellas, hasta casi bloquearla. Son tantos casos, tantas corruptelas, tanta manipulación, indignación y dolor provocados a  tantos ciudadanos, que no me explico cómo, llegado el día de las elecciones, único momento en el que me dejan abrir la boca (porque hasta en la calle quieren prohibir que la abra), se me puede olvidar a quién no debo votar, y  reflexionar seriamente sobre a quién le doy mi voto, para ser consecuente con tanta queja o con esa lucha, que tantas veces proclamo, por conseguir otro modelo político y social.

Eso sí, después de pensarlo mucho, he decidido concluir ésta interminable sucesión de series de palabras con la siguiente: “No lo olvides, no lo olvides, no lo olvides…”

¡Ah, se me olvidaba!, aunque esto no tiene mucha importancia: ¿Qué quién soy yo?… Si digo la verdad, ahora mismo no recuerdo muy bien. Pero digamos que podría ser cualquier ciudadano medio, de a pié… Quién sabe… ¿podría ser tú?

José del Moral, simpatizante de EQUO Córdoba

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