Abre los ojos

El 7N adelantó este año las movilizaciones en torno al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Y es que se nos queda corto un día para visibilizar la urgente necesidad de liquidar esta lacra social. El nombre de la efeméride nos suena también ya alejado de la realidad. A raíz del número de asesinatos machistas a mujeres que superan en cifras a las del terrorismo de ETA en este país, las mujeres feministas hablamos hoy de “Terrorismo machista” y exigimos a las instituciones que las víctimas sean consideradas en virtud de la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo.

El 7N salimos a la calle cientos de miles de personas, presumiblemente en contra de la violencia machista y a favor de las reivindicaciones del movimiento feminista. A pesar de que la convocatoria resultó exitosa muchas volvíamos a casa decepcionadas y conmocionadas  por la noticia de otros tres asesinatos machistas. Y es que si una, y uno, quiere, abre los ojos y ve.

Para nosotras fue un fin de semana repleto de emociones y reflexiones, pero también de decepciones. Enlazamos la movilización a nivel estatal con nuestra asamblea de la Red EQUO Mujeres, que significó la emoción de encuentros muy esperados y deseados. Esa emoción de luchar juntas nos envolvía ya en la manifestación que compartíamos con miles de personas de otras organizaciones: la sensación de ser cada vez más y más fuertes.

Pero al mismo tiempo comenzaban las decepciones: Partidos políticos y sindicatos mayoritarios incumpliendo los acuerdos tomados con las plataformas 7N de conceder el protagonismo al movimiento feminista absteniéndose de mostrar sus banderas y símbolos identificativos de manera vertical. Lo primero que vimos, una vez colocadas, fue un gran bloque de personas portando banderas de color violeta, fabricadas para la ocasión, con unas grandes siglas inscritas en cada una de ellas: Las siglas de un sindicato mayoritario. Después el otro ídem. Más adelante banderas del PSOE y su Secretario General sosteniendo su pancarta en un lugar central, como debe ser en cualquier manifestación a la que acudan, pero en ésta no Pedro, en ésta no. Aunque a juzgar por tus declaraciones está claro que se sientes líder de esta lucha e incluso has prometido que si llegas a ser presidente liderarás “un gran pacto social, político e institucional para acabar con esta violencia” ¡Ole tus buenas intenciones! Y tu ego.

Nosotras, que también tenemos voces, aunque infinitamente menos mediáticas, decimos:  ¡Ya está bien de capitalizarnos! ¡Ya está bien! Esta instrumentalización de la lucha feminista, uso y abuso de nuestras acciones políticas, responde evidentemente a lógicas electoralistas, teniendo en cuenta que estábamos a mes y medio de unas Generales, pero resultan muy ilógicas y desvergonzadas hacia el respeto a la causa feminista.

Pero no voy a volcar mi disgusto y disconformidad en un solo actor, porque actores políticos interesados no faltaron, no. Tuvimos que soportar también la presencia de la representante del PP, Andrea Levy, y sus declaraciones negando descaradamente que el Gobierno hubiera hecho recortes en los planes contra la violencia de género.

Sin embargo su partido no se había adherido y sus concejales votaron en contra de la moción de respaldo a la movilización. Más rocambolesca aún, resultó la presencia de VOX, cuyos carteles con consignas directamente insultantes, porque es imposible que sean tan ignorantes, provocaron que algunos asistentes a la marcha les respondieran con gritos de ¡fuera, fuera!

Y no me voy a dejar atrás, no, al líder de “la nueva política” de este país, Pablo Iglesias, que respondía a las declaraciones de Levy sobre las supuestas mentiras de los demás partidos con un “Estoy de acuerdo en no tiene que ser una manifestación partidista, pero también hay que dejar claro quién ha estado con las mujeres y quién en contra”. Por supuesto su partido también llevó múltiples banderas identificativas verticales ese día. Fantástico, Pablo.

Ni que decir tiene, que Mariano y Albert brillaron por su ausencia.

Ana Pérula.  Miembro de EQUO

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