Hace aproximadamente un año que maduré la idea de intentar transformar la política desde dentro de las instituciones representativas. Fue durante las vacaciones de Semana Santa, en El Cabo de Gata, leyendo el libro testamento de Ramón FernándezDurán, La Quiebra del Capitalismo Global. Sabía que Ramón pronto nos dejaría y que el libro que tenía entre las manos sólo había tenido tiempo de esbozarlo. Ramón, que había dedicado toda su vida a construir un mundo mejor, aportándonos su pensamiento y su persona, verdadero símbolo de una nueva humanidad, nos urgía a seguir construyendo redes sociales de constructores de alternativas, de sembradores de una nueva civilización. Pero nos urgía también, y eso me impresionó conociendo su trayectoria, a organizarnos para tratar de cambiar el rumbo desde las instituciones representativas, en todas sus escalas. Me impresionó porque Ramón siempre se mantuvo alejado de la política partidista. Y ahora nos llamaba a tomar partido.
Ramón que siempre se definió como un realista esperanzado, pese a que se le tachaba de pesimista por sus demoledores análisis de la realidad, nos urgía a intentar tomar las riendas de la transición para amortiguar en lo posible el impacto y las consecuencias de la inevitable caída del capitalismo financiero global. Yo llevaba veinticinco años como ciudadano activo, implicado en proyectos transformadores desde la educación, la cooperación internacional al desarrollo, la lucha por el derecho a la vivienda y la ciudad, por la sostenibilidad social, económica y ambiental. E indignado por la gestión de la crisis empecé a madurar la idea de participar en un partido ciudadanista, que pensaba habría que crear desde sus cimientos, que nos permitiera crear alternativas.
Ramón nos dejó el 10 de mayo, cinco días antes del despertar que supuso el 15M para una sociedad adormecida y que parecía paralizada. Como mucha gente, seguí y participé con emoción en las manifestaciones y asambleas en las plazas. En mi caso fui asiduo de la “Plaza de las Setas”, rebautizada como Plaza del 15 de Mayo. Estrené mi blog letrasemergentes esos días, escribiendo y publicando los aprendizajes que se extraían de este movimiento. Empecé a llenarlo de letras que surgían de la indignación. Y tras analizar el resultado de las elecciones municipales, tras la crisis de la deuda pública por el ataque especulativo de los mercados financieros y ante el anuncio del anticipado de elecciones, habiendo conocido el proyecto de Equo, en pleno proceso de búsqueda, decidí apostar por él como lugar desde el que iniciar una nueva etapa en mi vida política. Fue en septiembre, hace aproximadamente seis meses. Seis meses intensos que han dado un vuelco a mi vida. En Equo descubrí que éramos mayoría los que habíamos ingresado en el proyecto por inquietudes similares, con un mismo espíritu, el que se desprendía del manifiesto fundacional.
En estos seis meses hemos afrontado con un derroche de energía dos campañas electorales, creyendo que lo improbable, obtener representación tan pronto, era posible. La urgencia y gravedad de la crisis, la falta de ideas claras de cómo salir de ella por parte de los grandes partidos tradicionales, nos impulsaron a darlo todo por presentar una alternativa ala sociedad. Yson miles los ciudadanos que nos han dado su confianza en las urnas en ambas contiendas. Insuficientes, es cierto, para entrar en el parlamento, pero suficientes para hacernos comprender que nuestro proyecto ha encontrado eco enla sociedad. Estosvotos son útiles y conscientes. Han apoyado que este proyecto siga adelante. Han puesto, junto con el esfuerzo y buen trabajo que hemos hecho los socios y voluntarios, los cimientos que nos permitirán seguir construyendo alternativas día a día.
Equo ha logrado algo tan difícil y necesario en estos tiempos como despertar ilusión por la política. Loha hecho a través de las redes y en los encuentros presenciales. Nos buscan, se interesan por nosotros, nos votan pese a la polarización del voto que provoca una ley electoral injusta. En un momento en el que la abstención no deja de crecer (en Andalucía ha llegado al 38% y en Asturias ha sido del 45%) como síntoma del hartazgo de la ciudadanía por la política tradicional, Equo se ha visto como un partido capaz de crear alternativa y movilizar a una parte de los desencantados desde la ecología política. Reducida todavía, nos queda mucho por hacer en esta dirección, pero ese es nuestro reto. Con nuestros medios y en el poco tiempo que llevamos en sociedad nos queda mucho recorrido para darnos a conocer, especialmente entre quiénes no siguen las noticias de política porque están convencidos de que todos los partidos son iguales y no se sienten representados.
Vivimos tiempos de crisis, de oportunidad, de amenaza también. Si no reaccionamos y cambiamos de vía a tiempo vamos a descarrilar. Y en una sociedad tan compleja y vulnerable como la nuestra este descarrilamiento puede ocasionar un sufrimiento social de una magnitud impredecible. Hay quiénes esperan que esto ocurra desde dos polos opuestos. Los hay que esperan el momento de la caída como oportunidad de enriquecimiento. Siempre aparecen los estraperlistas y especuladores que forjan sus fortunas sobre la escasez y miseria dela sociedad. Tambiénesperan ese momento los teóricos de la revolución convencidos de que cuanto peor vaya la situación más oportunidad encontrarán de que se den las condiciones que la hagan posible. Los que hemos aprendido las lecciones de la historia del siglo XX sabemos que cuánto peor, peor. Y nos obstinamos en hacer posible lo improbable: que se produzca una transición democráticamente controlada, participada por una ciudadanía activa, consciente y organizada. Queda mucho trabajo por hacer para que esto sea posible. Pero es imprescindible. Y los que tenemos consciencia de ello no tenemos elección. Lo vamos a hacer, lo vamos a seguir haciendo. Día a día, creando cultura y política alternativa, codo con codo conla ciudadanía. Noes tiempo de permanecer como espectadores. El proyecto de Equo ya está aquí. En muy poco tiempo hemos elaborado el discurso, lo hemos llevado a la sociedad, hemos recibido la atención de los medios de comunicación y de una inmensa minoría de la ciudadanía que nos anima a seguir. Yo desde aquí me atrevo a llamaros: no nos observéis, uniros a nosotros. Tenemos que ser muchos más. Tenemos que organizar núcleos de Equo en todos los barrios y pueblos de Andalucía. Tenemos que extender el proyecto boca a boca, en los centros de trabajo y en los bares. Tenemos que seguir haciendo política en los ámbitos desde los que venimos. En las luchas vecinales, en las luchas sociales, en las luchas medioambientales y por una democracia participativa. Tenemos que crear Ateneos Culturales que sean punto de referencia allí dónde podamos. Tenemos que seguir sosteniendo económicamente el proyecto con nuestras aportaciones para seguir siendo independientes. Es el camino, largo, para corredores de fondo, pero apasionante. ¡Continuamos!