VIVIR DEL CUENTO (por Mar Verdejo Coto)

Mar Verdejo Coto
Mar Verdejo Coto

Érase una vez una chanqueña de voz cálida y mediterránea. Una mañana tras vivir un maravilloso Amanecer en La Alcazaba, la puerta se cerró tras nosotras y nos quedamos solas: ¡Bendito ese momento! Porque desde entonces el viaje errático, con Sensi Falán, nos ha llevado a abrir ventanas de par en par a través de una máquina de los sueños.

Escribe Juan Goytisolo en Makbara, sobre nuestra mil veces imaginada Plaza Xemáa-el-Fná de Marrakech: «…vivir, literalmente, del cuento. De un cuento que es, ni más ni menos, el de nunca acabar. Ingrávido edificio sonoro en de(con)strucción perpetua. Lienzo de Penélope tejido, destejido día y noche. Castillo de arena mecánicamente barrido por el mar (…) Los oyentes forman semicírculo en torno al vendedor de sueños, absorben sus frases con atención hipnótica, se abandonan de lleno al espectáculo de su variada, mimética actividad. Onomatopeya de cascos, rugido de fieras, chillido de sordos, falsete de viejos, vozarrón de gigantes, llantos de mujeres, susurro de enanos. A veces interrumpe la narración en su punto culminante y una expresión inquieta se pinta en los niños pasmados a la incierta luz del candil (…)». Y allí viajamos mil veces imaginándonos, en la palpitante plaza, ser unas cuentacuentos  del nunca acabar y vivir literalmente del cuento. Ligeras de equipaje, como se hacen las auténticas odiseas a través de indómitos mares. Juan Goytisolo, el escritor cervantino, nos ha ayudado también con su mirada limpia a ver una concepción crítica del mundo ante la incapacidad de respuesta al sufrimiento. Dos orillas y un mar; un averno y un paraíso. Un viaje en el que Juan y Sensi lanzan incansablemente, al azul intenso del mar, puentes de luz en medio de tanta oscuridad, que acercan las dos orillas al centro del mundo; mar navegado por vendedores de sueños que reclaman una fraternidad universal. La plaza es nuestro lugar soñado, nuestro paraíso perdido, en la cual todo es posible: ¿viví la escena o la soñé?  No lo sé y poco me importa. En nuestro viaje nómada a la plaza llegamos como vagabundas, acompañadas de otras almas infatigables. El viaje errante es una felicidad compartida; y esto lo hace aún más hermoso. Ser vagabunda en esa idea, surcándola una y otra vez en círculos, y llegar al centro de la Tierra o Xemáa-el-Fná atraídas por la belleza. Trashumantes en este coto mágico después de atravesar, sin desfallecer, un mundo que nos aprisiona entre laberintos de prejuicios. Náufragas en un cuento que no es, ni más ni menos, el de nunca acabar. Sensi es otra dimensión, en la que como una auténtica Sherezade, nos lleva con su voz por los laberintos del océano; convirtiéndolos en refugio de la sociedad feroz y depredadora en la que habitamos.

Tras una larga travesía invernal, Juan y Sensi se volverán a encontrar a ritmo de saidi; en otra plaza de otro universo pétreo, libres de ataduras, en el que sus voces y miradas nos conducirán a sus mundos inventados de admirable belleza, con sus contrastes y perspectivas. Un cuento, en el que triunfa la locura del amor sobre las espirales desmemoriadas; viviendo literalmente del cuento.

“Ventanas abiertas desde La Chanca” es el nombre del concierto que Sensi Falán dará en el Festival de la Palabra, dentro de los actos de celebración de la entrega del Premio Cervantes, en la Universidad de Alcalá, que se ha otorgado en el 2014 a Juan Goytisolo, quien ha querido contar expresamente con la presencia de Sensi Falán en el tan solemne acto.

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