Esta es una de las sorprendentes consecuencias de la nueva ordenanza municipal sobre ruidos que ha aprobado el ayuntamiento de Sevilla. Esta nueva ordenanza, que ha sido ratificada por la mayoría del PP y rechazada por el resto de fuerzas políticas del Ayuntamiento, prohíbe jugar al dominó o a los dados en las terrazas de los bares e incluye también otras normas polémicas como la prohibición de beber o comer de pie junto a los veladores, las aceleraciones innecesarias de vehículos, hacer rodar por el suelo barriles de cerveza o disponer de aparatos de televisión en las terrazas, entre otras.
Aunque intentar velar por el descanso de los ciudadanos es una loable iniciativa, esta nueva ordenanza carece de sentido, pues sanciona acciones de escaso impacto auditivo, como puede ser una partida de dominó, mientras permite por ejemplo, la existencia de establecimientos con música y discotecas en edificios colindantes a las viviendas, sin que se tome ninguna medida, pues en muchos casos no se respeta el buen civismo y estos servicios sobrepasan en decibelios y exceden en horarios de apertura, con las consiguientes molestias en el vecindario.
Es llamativo también que se trate de acabar con el ruido generado por el tráfico sin acabar con la causa…el exceso de tráfico, causado por la falta de un buen plan de movilidad sostenible en Sevilla… promoviendo la ampliación de las redes de tranvía, y facilitando la movilidad de los transportes públicos, al mismo tiempo que se limita el acceso de vehículos privados sobre todo a la zona centro, mejorando así el aspecto de nuestro centro y preservando su patrimonio. La movilidad quedaría asegurada por la red de autobuses, las futuras posibles redes de tranvía, los carriles bicis y por supuesto el acceso a peatones.
Un aspecto de esta ordenanza que cabe destacar es que«los desfiles procesionales de carácter religioso, con o sin bandas de música, (así como la entrada y salida de hermandades rocieras) se eximirán durante el tiempo de duración de los mismos de la aplicación de los límites de inmisión de ruido». En esta línea podríamos mencionar la controversia provocada por el edificio del conservatorio municipal situado en las cercanías de la calle San Vicente, que al parecer molestaba precisamente por el «ruido» a los vecinos, lo que llevó a contemplar el cese de su actividad en el pleno municipal. Esta serie de situaciones muestran un desequilibrio en la evaluación y resolución de problemas, máxime cuando el conservatorio realiza una labor educativa y cultural.
Nuestro alcalde deja patente con esta nueva ordenanza municipal que la ley no es igual para todos, cierto es que nuestra ciudad necesita una ordenanza municipal que vele por reducir la contaminación acústica, pero esta no es la respuesta que esperamos. Nos parecen medidas irrisorias que no harán bajar los decibelios de más que se oyen en la urbe.
Desde EQUO Sevilla nos posicionamos en contra de esta incoherencia, y solicitamos un nuevo plan de acción para reducir la contaminación acústica, que comience abordando los problemas mayores: limitación de la circulación, más líneas de tranvía, y de servicio público en general, férreo control sobre pubs, discotecas y terrazas (velando porque se respeten horarios principalmente) etc. animamos igualmente a todos los ciudadanos a trabajar en pos de la construcción de una ciudad diferente donde haya más transparencia y verdadera gestión de las necesidades del consistorio y del pueblo sevillano.