
Supongamos que visitamos a nuestro médico de cabecera. Supongamos que nuestro médico (quizás médica), nos observa someramente. Supongamos que sin mediar conversación alguna o tras contadas palabras, analiza nuestros síntomas y emite un diagnóstico. Supongamos que tras ese “sabio” diagnóstico, procede a recetarnos un milagroso medicamento. Supongamos que nos administramos lo recetado y que mejoramos momentáneamente. Supongamos que en unos días nuestro problema de salud reaparece. Supongamos que vamos de nuevo al galeno (quizás galena) y que se repite la secuencia de acontecimientos anterior con pelos y señales. Supongamos que volvemos a recaer y que como consecuencia, decidimos asistir a otro doctor, por aquello de tener una segunda opinión. Supongamos que el segundo doctor (quizás doctora), nos trata del mismo modo que su homólogo anterior, es decir, síntoma-diagnóstico-medicina. Supongamos que volvemos a recaer, pero ahora la recaída es más dolorosa porque hemos desarrollado una resistencia al medicamento recetado, y éste ya no produce el efecto deseado.
Supongamos ahora que el paciente es nuestro país, España. Supongamos que el médico, el galeno y el doctor (quizás médica, galena y doctora) son los distintos partidos políticos que han gobernado España durante el periodo democrático de las últimas 3 décadas. Supongamos que la enfermedad es la crisis económica que se viene reproduciendo de forma periódica en nuestro país durante este mismo periodo de tiempo. Supongamos que la receta y la medicina es siempre la misma, activación del consumo, crecimiento económico y del PIB. Supongamos que esas medidas puedan causar eventuales mejorías pero que la enfermedad termita por reproducirse siempre, de modo que cada crisis que se produce es más virulenta que la anterior y que las medicinas (medidas políticas) tienen que elevar su intensidad y su virulencia. Supongamos que llegue un momento en que la gravedad de la enfermedad es tal que dichas medicinas no surten el efecto sanador esperado o que las dosis requeridas son cada vez mayores.
Supongamos que este enfermo incomprendido encuentra por fortuna un doctor (quizás doctora) que se interesa por encontrar la raíz de su enfermedad, que habla con el paciente hasta conocer todos aquéllos hábitos y comportamientos que pudieran influir en su malestar y que en lugar de analizar síntomas, descubre las causas últimas del malestar. Supongamos que gracias a esa visión global e integral, el ahora sí sabio doctor recomienda al enfermo cambiar algún hábito o realizar algún sencillo ejercicio que en pocos días hará que las molestias desaparezcan. Supongamos que esas molestias no vuelven a aparecer nunca más.
Supongamos que un día de éstos aparecen unos ciudadanos y ciudadanas, aprendices de medicina, que nos dicen que la crisis económica no se cura con el crecimiento del PIB, que los problemas económicos son solo uno de los muchos síntomas que presenta el paciente España y que si queremos curar a este paciente de una vez por todas, debemos encontrar la raíz de su enfermedad. Y que la raíz de su enfermedad requiere analizar otros elementos de la fisiología del paciente, no solo su economía. Porque una crisis económica no se entiende desligada de otras crisis como son la crisis democrática, la crisis social y de valores, la crisis ambiental en general y la crisis energética en particular, del mismo modo que los síntomas de una enfermedad no son más que la expresión somática última de procesos fisiológicos complejos que tienen lugar en puntos a veces alejados del lugar donde se manifiestan dichos síntomas.
Supongamos que EQUO es el partido de esos aprendices a medicina cuya principal preocupación es la salud de los enfermos incomprendidos por el sistema convencional. Supongamos que otra forma de hacer medicina es posible. Supongamos que no suponemos más.
SOBRE EL AUTOR
José Lietor es coordinador general y cabeza de lista a las elecciones andaluzas por EQUO Jaén. Profesionalmente se dedica a la formación medioambiental y es doctorado en ecología forestal. Es socio fundador y Secretario de la Sociedad Giennense de Historia Natural, y miembro de la comisión socioeconómica del Consejo Sectorial de Sostenibilidad de la Agenda 21 de Jaén.