¿Qué podemos hacer? (I)

Un amigo me escribió a raíz del articulo “La conjura de los listos”  y me decía: De acuerdo con el análisis, pero ¿Qué podemos hacer?

Como médico he aprendido que en el éxito de un tratamiento resulta fundamental realizar un buen diagnóstico.

Haciendo un símil con la situación actual, podríamos resumir el diagnóstico, puesto que ha sido tratado en otros artículos anteriores, diciendo que lo que nos está ocurriendo es la consecuencia de la aplicación de las políticas económicas del capitalismo neoliberal, que preconizan la ausencia de normas reguladoras en las finanzas y en la economía, reduciendo la intervención del Estado, al que ven como un problema para el desarrollo, salvo cuando fracasan sus especulaciones financieras, que entonces si consideran debe intervenir, al objeto, no de “castigar a los responsables”, como sería lo sensato, ya que han tenido la máxima libertad para actuar, sino para “salvarlos”. Y para ello nos “rescatan” (expolian) a los ciudadanos.

Como consecuencia de aplicar las políticas referidas nos encontramos con dos grandes problemas: “Debilidad del Sistema Democrático y una “Crisis Sistémica” (financiera, económica, ecológica, ética, política).

Siendo la miseria y la ignorancia dos grandes enemigos de la democracia, ambos muy potenciados en la actualidad por los plutócratas que nos dirigen, nos encontramos con dos grandes barreras para el cambio político y social que necesitamos.

Si echamos una ojeada a algunos datos conocidos sobre la miseria, observamos que la brecha entre ricos y pobres ha aumentado espectacularmente, ya que a pesar del incremento de la riqueza mundial, ésta se ha concentrado en unas pocas personas, en torno al 1%.

El que fue Director General de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, no se cansa de repetir que mueren en el mundo unas 70.000 personas diariamente, sobre todo niños, achacables a la miseria que les impide acceder a los alimentos y servicios sanitarios básicos. Se estiman entre el 30-40% de la población mundial malviven con menos de 2 dólares diarios. No existe mayor catástrofe en el mundo que la miseria en la que se encuentran millones de personas.

Ante esta situación, en Junio del 2008 la FAO que se ocupa, dentro de las Naciones Unidas, de la agricultura y la alimentación, diseñó un Plan de Emergencia para acabar con esta sangría humana y se lo presentó a las naciones ricas del mundo, estimando un coste de 50.000 millones de dólares anuales (Similar a lo que necesitan nuestros bancos para hacerlos solventes por enésima vez). Los países ricos contestaron que no podían disponer de esa cantidad. Tres meses después se produjo la “crisis-estafa financiera” y todos hemos sido testigos de cómo inmensas cantidades de dinero, estimadas a día de hoy en 5 billones de dólares, se han “regalado”, bien mediante préstamos que no han devuelto o donaciones, a la banca financiera (por otra parte llena de delincuentes).

Estos datos deberían ser el motor que nos pusiera en marcha a toda persona con un mínimo de conciencia.

How do you sleep?  (¿Cómo puedes dormir?), decía la canción de John Lennon, y sin embargo dormimos plácidamente, y ello ocurre porque el cerebro de la especie humana en su etapa evolutiva actual tolera esta situación sin conflicto emocional. Necesita recurrir a la razón, o sea, tomar conciencia, para indignarse y ello, a fecha de hoy, solo ocurre en una minoría. Y después de la indignación tendríamos que pasar a la acción, y no todos los concienciados están dispuestos a hacerlo, con lo que la minoría se reduce aún más.

Antonio Pintor Álvarez.                                                                                                        Médico. Militante de Equo

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