El turismo es uno de los motores de la economía española, especialmente en zonas como Andalucía, como demuestra el hecho de que en 2015 fue el sector que más creció y que más empleo generó. Los expertos vaticinan que este año se superarán los 72 millones de turistas en España, pero a pesar de esta cifra récord, el impacto de esta actividad no es sólo económico.
El turismo aumenta la demanda de infraestructuras de transporte, el consumo de energía y de agua potable, o la necesidad de eliminación de residuos sólidos y tratamiento de aguas residuales, lo que muchas veces excede la capacidad de las infraestructuras y de las Administraciones locales, incidiendo de forma negativa tanto en los residentes como en los turistas.
Tal y como observamos en distintos puntos de la geografía andaluza, especialmente costeros, donde la población se multiplica en los meses estivales sin que se disponga de los recursos necesarios para atenderla, el impacto de la actividad turística se deja sentir de manera profunda sobre el entorno y sobre la población residente.La contaminación, la degradación paisajística, el aumento del consumo de energía y agua, o el riesgo de incendios son algunas de las consecuencias más negativas y que nos obligan a implementar medidas para compatibilizar la industria turística y la protección del medio ambiente.
Por ello, lanzamos durante el mes de agosto una campaña en redes sociales en la que difundiremos ejemplos reales de buenas y malas prácticas en materia de turismo recogidas en un folleto, con el doble objetivo de sensibilizar y poner de manifiesto que con el apoyo de las políticas se puede conseguir un modelo de turismo más sostenible y de calidad.
Festivales en zonas sensibles que dejan una huella más que palpable –caso del Alrumbo, en Chipiona, Cádiz-; cruceros contaminantes que multiplican su llegada a nuestros puertos –especialmente Cádiz y Málaga-; restricciones al uso del agua, o mercantilización de las playas con actividades que privatizan el patrimonio natural –en buena parte de nuestros municipios costeros- son algunas de las prácticas que contribuyen a la insostenibilidad de la actividad turística en muchas zonas de España y Andalucía.
Frente a ello, celebramos que algunos Ayuntamientos y Comunidades ya están adoptando medidas para hacer más sostenibles las actividades turísticas en época estival, impulsando iniciativas que no sólo son respetuosas con la sensibilización y el cuidado del entorno, sino que incluso lo utilizan como reclamo. Así, las rutas nocturnas para grupos reducidos en espacios naturales para contemplar las estrellas, o los festivales o eventos que apuestan por la reutilización de los vasos o instalan puntos de recogida verde para reciclar los envases son algunos ejemplos del modelo que debemos perseguir.
Para propiciar este cambio de modelo, desde EQUO hacemos un llamamiento a las Administraciones Públicas y proponemos la adopción urgente de las siguientes medidas: