Ayer por la tarde asistí como coportavoz de EQUO Andalucía al acto de solidaridad con Syriza, y el pueblo griego, convocado por la asociación Andalucía con Syriza. Compartí mesa con Antonio Maillo, portavoz de IU en Andalucía, Joaquín Urías miembro de Podemos (aunque la organización desautorizó que lo representara), Mercedes García en representación de Ganemos Sevilla, Avaro García (CUT) y Granada Santos (Iniciativa por Andalucía). Estructuré mi intervención en dos partes: ¿por qué es necesario mostrar nuestro apoyo a Syriza? y ¿qué condiciones tendría que cumplir una Syriza Andaluza? Voy a escribir libremente las ideas que intenté transmitir completadas con la reflexión que hago posterior al debate mismo, con la vista puesta en la II Asamblea de EQUO Andalucía que celebraremos en Córdoba este fin de semana (24 y 25 de enero).
La primera pregunta la respondemos desde Equo sin dudarlo: Los demócratas, independientemente de nuestra ideología, deberíamos hacer causa común con Grecia, con la posibilidad de que los griegos puedan elegir libremente, sin presiones y amenazas, la opción de gobierno que mejor defienda sus intereses. En Grecia se juega este domingo la democracia en Europa. Grecia nos señala el camino para reconstruir la democracia en Europa. No son frases retóricas. Lo voy a tratar de argumentar. Si preguntáramos a la gente en Europa que les parecería que la política económica quedara sustancialmente fuera del control político democrático, ¿qué podríamos esperar que respondieran? Creo que ningún demócrata podría defender esto. Sin embargo los estados democráticos de Europa, a través de sus gobiernos, han suscrito un Tratado para la Unión que deja un espacio marginal para las políticas económicas. En dicho tratado la agenda política neoliberal queda inscrita en la «constitución». Queda fuera por tanto la posibilidad de otras políticas económicas. Y la Troika se atribuye el papel de garante de que se cumpla dicha agenda, dejando el papel del parlamento europeo como una figura testimonial. La mayor parte de la política económica se decide hoy no en Andalucía, no en el reino de España, sino en Europa, y no por el parlamento, sino por la comisión. El tratado de Lisboa deja en manos del BCE europeo la política financiera de la Unión, fuera del alcance de la soberanía popular. Y el BCE, cuyo único objetivo es el control de la inflación, ha hecho de la deuda pública un mecanismo de subvención masiva a la banca privada. En lugar de financiar directamente la deuda pública da créditos a bajo interés a la banca privada para que esta financie a precio de mercado, en función del valor de la prima de riesgo, la deuda pública ¿Cómo hemos podido aceptar eso?
Cuando un proceso democrático se ve interferido por presiones externas amenazadoras tan amplias como las que la Troika y su coro mediático están desplegando sobre Grecia, es que algo grave se juega este domingo el PODER. Es esperanzador. Si el poder se está empleando a fondo en una campaña de miedo para evitar que Syriza, como se prevé, gane las elecciones, es que esa eventualidad puede tener un impacto importante. La victoria de Syriza supondría la primera grieta en el muro del consenso neoliberal incrustado en la agenda de Lisboa. Agenda que ha sido aplicada a fondo en Grecia, España y Portugal aprovechando la crisis financiera como oportunidad. Sin ella es impensable que hubiera podido ser llevada a cabo a tal velocidad y con tal amplitud.
Hemos aprobado una democracia reducida para Europa, un simulacro de democracia, si tenemos en consideración que la política económica es el núcleo duro de la política. Los grandes partidos europeos: el popular, el socialdemócrata y el liberal, han asumido dicho tratado sin reservas, como vía para hacer de Europa el espacio económico más competitivo del mundo, en competencia con USA, Japón y, sobre todo, la emergente fábrica del mundo: China. Todo, desde las reformas de las políticas laborales a las educativas se ha dirigido a ese fin. Al mismo tiempo Europa, siguiendo el consenso de la Organización Mundial del Comercio, decidió emprender la privatización progresiva de sus servicios públicos, desde las telecomunicaciones, la energía y el agua, hasta la vivienda, la salud y la educación. Y ahora la UNIÓN amenaza con aprobar el TTIP que daría una nueva vuelta de tuerca al ya casi cerrado juego de las políticas económicas: con acuerdo de liberales, conservadores y socialdemócratas, con oposición del Partido Verde Europeo y de grupo político de la Izquierda Europea.
Una vez declarada la crisis financiera los socialdemócratas y los populares, en lugar de afrontarla y proponer una reforma en profundidad del sistema financiero que nos ha llevado a la economía de casino mundial, nos vendieron la necesidad de las reformas laborales, las privatizaciones de servicios públicos y los recortes allá donde gobernaron, como bien hemos sufrido en España. Pues bien, ya las tenemos, lo hanconseguido. Las empresas están volviendo a invertir en Europa, especialmente del sur, nuestro “sureste asiático”: ya están creadas las condiciones para salir de la crisis que nos han diseñado. Tenemos por delante un escenario de empleo precario y de salarios de pobreza, sin política de vivienda social, sin red de protección, con servicios públicos devaluados, con derechos políticos recortados, con mordazas en las bocas. Lo demás, la alternancia de los partidos del ORDEN, forma parte del juego de escenificación política.
En España se han venido turnando los gobiernos del PSOE y del PP, en la aplicación de la agenda neoliberal. Hasta límites que rozan lo criminal como en el caso de la venta de las viviendas públicas en alquiler de la Comunidad de Madrid a fondos buitres. Han malvendido a precio de saldo dos mil viviendas sociales en régimen de alquiler, en un país fuertemente deficitario de las mismas y asolado por el drama de los desahucios. Han convirtiendo a los gestores de dichos fondos en caseros de los inquilinos acogidos a los contratos de alquiler social. Han dejado a los pies de los caballos a los trabajadores empobrecidos por estas reformas y recortes que viven en estas viviendas. Trabajadores que como Ana afronta un proceso de desahucio porque con su salario de 900 €/mes no puede pagar los 600 €/mes de alquiler que le reclama Magic Real Estate Blackstone. ¡Bonito nombre para un casero de viviendas sociales en alquiler! Este es el panorama de salida de la crisis que nos ha creado el gobierno del Partido Popular, con el terreno allanado por el Partido Socialista.
Afortunadamente el devastador efecto social de la agenda neoliberal aplicado a Europa, la misma que se aplicara con idénticos resultados en América Latina en la década de los ochenta con la crisis de la deuda, ha hecho reaccionar a la sociedad en el Sur de Europa, como también hicieran los pueblos de América Latina. Una reacción que comienza en las calles y que toma conciencia de que es preciso hacerlo también creando alternativas de gobierno. Eso representa Syriza en Grecia, como lo hiciera también el Frente Amplio en Uruguay. Como proceso de innovación política, de unidad en la diversidad.
Y entramos aquí en la segunda parte preguntándonos qué condiciones se deberían dar para hacer posible algo parecido a Syriza en Andalucía y en España. En España hay dos partidos que se reclaman la Syriza española: I.U. y Podemos. Comparten grupo parlamentario en Europa. Tienen objetivos políticos similares. ¿Son la Syriza española? Desde mi punto de vista un proyecto que aspire a ser equivalente a Syriza tiene que cumplir tres condiciones:
La primera es su objetivo político destituyente/constituyente: dejar claro que quieren cambiar las reglas de juego, que quieren dotar al pueblo de soberanía real sobre la economía, de capacidad de decisión real. En Europa hoy existe un consenso generalizado sobre no preguntar al pueblo sobre las cosas que importan. Cuando Papandreu propuso someter a ratificación por referéndum las condiciones del rescate a Grecia, los partidos del orden en Europa, con Zapatero señaladamente a la cabeza, cerraron filas y presionaron para impedirlo. Necesitamos dotar a los pueblos de Andalucía, España y Europa de soberanía real y para ello será necesario unidad de los demócratas. Sin democracia real no es posible llevar a cabo la agenda política que defiende EQUO y el Partido Verde Europeo: la transición ecológica de la economía para ajustarla la misma los límites del planeta, para garantizar el reparto equitativo de la riqueza. Para conseguir este objetivo, como hace el partido OP en Grecia
La segundo lugar es preciso crear una arquitectura organizativa que permita la unión en la diversidad, sin exclusiones, entre todos aquellos demócratas capaces de articular un programa común para guiar la transición política, económica, social y cultural que tenemos que emprender y que llevará un largo periodo de tiempo desarrollar, paso a paso, con firmeza. Syriza recoge en un formato de nueva política a amplio espectro que va desde los socialdemócratas que desistieron de permanecer en un partido como el PASOK, que ya no lo era, hasta eurocomunistas y ecologistas. Los procesos Ganemos, donde confluyen partidos políticos, movimientos y organizaciones sociales y personas independientes van en esta dirección. En ello estamos trabajando de forma comprometida y leal en EQUO en todos los municipios de Andalucía y de España dónde han surgido candidaturas ciudadanas de unidad popular.
En tercer lugar es preciso recuperar la empatía de la ciudadanía con la política, convertir este proyecto en un proyecto verdaderamante popular (¡que antipopular es el Partido Popular!), con una pata en la calle, en el día a día, y otra pata en las instituciones, una alternativa real de gobierno con un contrapoder popular en la calle. No basta ganar el gobierno porque ganar el gobierno no es ganar el poder, como recordó ayer Maillo. Necesitamos crear un poder popular que contrapese el PODER del dinero que financia los medios de comunicación formadores de opinión, que financia los partidos que lo representan.
Unidad en la diversidad para alimentar un proceso de empoderamiento popular que ponga en marcha un proceso destituyente del desorden establecido por el DINERO y ponga en marcha un proceso CONSTITUYENTE guiado por el PUEBLO. Esto hoy por hoy no es Podemos, que despierta la ilusión popular pero que apuesta por un proyecto de partido que excluye la diversidad, que se plantea como partido único dónde no es posible la confluencia si no es disolviéndose. Esto hoy por hoy no es I.U. que no ha logrado despertar la ilusión popular necesaria para generar el cambio. A unos y otros les falta la visión transversal, la profunda convicción ecológica de que la política económica tiene que emprender la transición a la ecología. Y sin esa visión, sin afrontar la crisis ecológica no hay futuro. El día después de las elecciones europeas llamé a las organizaciones políticas constituyentes a realizar un ejercicio de responsabilidad para aprovechar la oportunidad histórica abierta. En Barcelona lo han logrado: Ganemos Barcelona es una realidad. En Sevilla, como en el resto de Andalucía, sólo se atisban procesos escindidos, uniones con exclusiones. Aún estamos a tiempo. Si queremos las cuestiones de forma son secundarias. Es nuestra responsabilidad. EQUO estará apostando por ello hasta el último momento.
Esteban de Manuel Jerez, coportavoz de EQUO Andalucía