Este año hemos sufrido varios bombardeos publicitarios que nos anunciaban la inminente apertura de otro gran centro comercial a las afueras de la ciudad de Córdoba. Uno más que se viene a sumar a la lista de grandes superficies, hipermercados y megacentros comerciales que se han instalado en las últimas décadas alrededor de las principales localidades de nuestra provincia. Todos pertenecen a grandes corporaciones nacionales o internacionales con fuerte poder económico y gran influencia. Siempre consiguen que las autoridades locales, pasadas y presentes, saluden con alborozo estas iniciativas, faciliten por todos los medios su instalación, las defiendan como generadoras de empleo e impulsoras de actividad económica y se presten ufanos a los pomposos actos inaugurales de rigor. Todas las administraciones y los partidos políticos gobernantes han apoyado y apoyan sin ningún tipo de reservas a estas grandes empresas cuyos proyectos obligan, en muchos casos, a recalificar el uso de terrenos agrícolas próximos a los núcleos urbanos y a realizar costosas inversiones en infraestructuras viarias y de transporte, que se pagan con el dinero público de todos los contribuyentes. Entre las medidas de reforma anunciadas por el gobierno de Rajoy se encuentran precisamente la liberalización de horarios comerciales y el llamado impulso a la actividad comercial, que favorecerán aún más los intereses de las grandes compañías.
Las grandes superficies deshumanizan y no crean tejido social, lo desintegranEQUO, por el contrario, reclama decididamente el apoyo a la actividad de las pequeñas empresas familiares y de los autónomos, que constituyen el 95 por ciento del entramado empresarial andaluz, porque todos los estudios económicos serios demuestran que estas empresas garantizan una mejor distribución de la riqueza y del trabajo, con empleos más estables y de mejor calidad. Las grandes superficies comerciales en las afueras de las ciudades representan el modelo de actividad comercial ecológicamente más insostenible y que contribuye a concentrar el poder económico y la riqueza cada vez en menos manos. Frente al empleo que generan, en condiciones laborales frecuentemente precarias, ¿cuántos puestos de trabajo se destruyen directa o indirectamente a consecuencia de estos gigantes?, ¿cuántas tiendas y comercios locales ven disminuidos sus ingresos o se ven obligados a cerrar por cada nuevo gran centro comercial que se abre? El año pasado se perdieron en la provincia de Córdoba 3.568 puestos de trabajo en el sector del comercio y, en total, tuvieron que cerrarse 6.426 empresas. ¿Quién puede creerse que las grandes superficies vayan a ser una solución que contrarreste esa sangría permanente? Los informes de evaluación económica realizados en diferentes escenarios nacionales e internacionales revelan que, por cada puesto de trabajo que se crea en un hipermercado o gran superficie, se pierden 3 ó 4 empleos en el comercio tradicional.
En EQUO apostamos por las tiendas y mercados ubicados en los barrios donde vivimos, en los que la compra se convierte en un motivo para el paseo y la relación vecinal y podemos ajustarnos mejor a las necesidades de cada momento, frente al modelo de compra masiva en los centros comerciales que exige desplazamientos en coche, con el consiguiente impacto negativo en el tráfico urbano y periurbano, además del consumo de combustible y el aumento de la emisión de contaminantes al aire que respiramos.
EQUO defiende el comercio que se abastece, en todo lo posible, de productos locales o nacionales, contribuyendo a la actividad económica del país. Que está integrado en la vida de la ciudad y forma parte de nuestras calles y plazas. Este es el modelo de comercio que exigimos sea apoyado por parte de los poderes públicos con medidas que favorezcan su viabilidad y competitividad. No sólo con declaraciones de intenciones sino con la paralización de nuevos proyectos de grandes superficies y centros comerciales periféricos, con apoyo técnico por parte de la administración, con facilidades para la implantación y consolidación de las empresas, que permitan la creación de más y mejores puestos de trabajo. Para que primen los intereses de las personas, en un modelo de ciudades más habitables y compactas, queremos comercios a la medida de las personas.
Salustiano Luque Lozano
EQUO Córdoba
10 ideas sobre “EN DEFENSA DEL PEQUEÑO COMERCIO, CERCANO Y NUESTRO.”
Magnífico artículo, Salu. Que lástima que el sentido común, la lucidez y el criterio humano que se desprende de tu artículo, cotice tan poco en este mercado de invalores. Yo, no obstante, y espero que cada vez más gente, seguiré apostando por tus acciones. Las únicas en mostrarle a la «prima» que el «riesgo» es seguirles a ellos.
http://www.lanzanos.com/caja/proyecto/2941/ Votando el proyecto de SMALL SHOP ayudaréis a fomentar el pequeño comercio. Gracias
El problema es que a la gente le entusiasma que en su ciudad halla muchos centros comerciales, hasta la entusiasma que llegue un magnate a consturir un paraisio para los tahures como es Eurovegas en Barcelona.
En Priego muchas personas dicen que no hay nada y culpan al ayuntamiento de que no se haga un centro comercial con multicines, cuando estos centros destruyen más empleo del que crean y el ayuntamiento está deseando regalar terreno`público para que se haga.
Uno de los pilares que sostiene este sinsentido es la ignorancia y falta de capacidad crítica de muchas personas. La raiz de todo está en el sitema educativo.
En la escuela no se debate, no se explota la capacidad crítica del niño y adolescente y nos limitamos a transmitir conocimientos sin añadirle opiniones ni valores. Los profesores tratamos de no complicarnos la vida y seguimos la programación y el temario que nos viene impuesto, todo lo demas supone estar en el punto de mira de padres retrogrados, inspectores, la dirección del centro e incluso de algunos compañeros.
Otro aspecto son las excursiones que tienen poco contenido. El niño toma como un castigo acudir a un museo, se porta bien pero sin interesarse por nada. Como premio por aguantar toda la mañana viene despues la visita al centro comercial para hacer algunas compras y si tienen catorce o quince años hacemos la vista gorda si se toman un par de cevezas.
Interesante artículo con ideas para poner en práctica. De acuerdo con Javi es una pena no aparezca en los medios locales.
En cambio hoy aparece una información en la que se van a construir dos hospitales privados en Córdoba. Está claro que van a cargarse todo el sistema público y los inversores ya están buscando sus negocios.
Buenos dias, creo que es patente el problema que tenemos a dia de hoy los pequeños comerciantes y esta liberalizacion de horarios no va a suponer en principio otra cosa mas que una estocada para nosotros.
Muy buen artículo. Dejo un enlace a mi blog donde defiendo también al pequeño comercio de cercanía, y yo se lo que es el comercio porque vivo de una pequeña tienda familiar.
http://davidpalominoramirez.blogspot.com.es/2012/06/american-way-of-life.html
Muy buen artículo Salus. Lástima que los medios de comunicación de esta ciudad, sometidos a las grandes superficies, no se hayan dignado a publicarlo. Saludos
Salustiano me ha gustado mucho el artículo y tambien el comentario de Fernando . Da pena ver como los centros comerciales son utilizados por las familias , padres jóvenes con sus hijos como lugar de ocio y distracción, meten a los niños el los parques temáticos que abundan en tododos los centros mientras ellos consumen . En lugar de pasearse por el campo o dejándolos correr en los jardines , así vamos creando la nueva generación de consumidores. Besos Victoria
En efecto Victoria, los centros comerciales son las nuevas «catedrales» del consumismo donde la gente va cada vez más a, literalmente, perder el tiempo y el dinero. Se va perdiendo así, una vez más, el protagnismo que debe tener el espacio público urbano como ágora para el encuentro y la relación. Se suplanta la función pública de la calle y la plaza, por estos espacios climatizados con aparcamientos y «sobreestímulos» al consumo donde las personas dejamos de ser ciudadanos para pasar consumir cómodamente y sin protestar.
Lo peor es que para muchos esto es el ideal del paraíso.
Un beso, Fernando.
Totalmente de acuerdo Salus.
Creo que las grandes superficies son uno de los exponentes más claros de cómo el fenómeno de la deslocalización se introduce en nuestra sociedad «necrosando» el tejido productivo como bien describes. Además de perderse las relaciones de proximidad, fomentar el consumo de lo cercano y lo autóctono, la mayoría de los productos que se venden en estas instalaciones vienen de fuera y, de la mayor parte de ellos, desconocemos sus condiciones de fabricación. Y digo «des-conocemos» en el sentido de «no querer conocer» ya que, como hemos debatido en EQUO, sostengo que es nuestra hipocresía social la que nos mantiene coexistiendo y consintiendo esta lacra sabiendo que los precios tan irrisorios que «disfrutamos» se alcanzan gracias a legislaciones laxas y permisivas de los paises «en vías de desarrollo» (si es que existe alguna legislación) sobre condiciones laborales, garantías sociales, respeto por el medioambiente, etc. Paises a quienes explotamos y expoliamos mediante este nuevo colonialismo y esta nueva esclavitud contemporánea deslocalizada. Desgraciadamente esto no es nuevo. Lo nuevo es lo que nos duele ahora: la «necrósis» de nuestro tejido productivo.
He aquí cómo el Capitalismo/Neoliberalismo se ha empezado a devorar a sí mismo.
Por esto, propongo traer a un primer plano, en el debate sobre las propuestas y alternativas al sistema económico actual, la lucha y hasta la erradicación de esta nefasta práctica de la deslocalización de las empresas como radical medida de choque para la regeneración del tejido productivo y, por tanto, generación del empleo que tanta falta nos hace.
Nos vemos en EQUO.
Suerte y salud/os, Fernando.