Con motivo del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, 21 de mayo, desde EQUO queremos recordar que la diversidad cultural es una característica esencial de los seres humanos, es decir, Patrimonio Común de la Humanidad. La cultura es el modo socialmente aprendido de vida que se encuentra en las sociedades humanas y abarca todos los aspectos de la vida social, incluidos el pensamiento y el comportamiento, o lo que es lo mismo, es esa factoría donde se crea el sentido según el cual los seres humanos interpretan su experiencia y guían sus acciones. La gran mayoría de los rasgos culturales de los pueblos e individuos se configuran a partir de una enseñanza socialmente condicionada. Y esto es importante, tomemos nota para ver por qué.
La diversidad de formas que adquieren las culturas a través de las dimensiones espacio y tiempo es ingente y depende de numerosas variables, entre las que podemos destacar geográficas, cognitivas, ideacionales y, como consecuencia, comportamentales. A este respecto, es posible observar históricamente como el posmodernismo introdujo interpretaciones basadas en el, digamos, “todo vale”, dando lugar al renacimiento de doctrinas racistas, raciológicas y biologicistas que abogan abiertamente por el fin de la ciencia social tal y como la conocemos. Ejemplos de ello serían la pretensión de medir las diferencias raciales mediantes test de inteligencia o que se utilicen los resultados de esos test como excusa para tolerar la pobreza y la desigualdad. Fórmulas de pensamiento y actuación establecidas por una cultura dominante cuya doctrina se lleva a los centros de enseñanza y se transmite a través de los medios de comunicación masiva, a partir de lo cual, como comentaba antes, es socialmente aprendida.
En EQUO, queremos resaltar la importancia que para nuestro proyecto político supone la inversión en el conocimiento, recuperación, protección, desarrollo y difusión de la diversidad y el patrimonio culturales como motores de desarrollo. La cultura constituye un elemento transversal de los tres pilares que conforman la sostenibilidad (economía, sociedad y medio ambiente). En ese sentido, invito a quienes tengan interés por estos ámbitos de conocimiento y acción a informarse sobre las líneas de trabajo que proponen enfoques tales como la permacultura, el decrecimiento o, a nivel más general, la ecología humana. Es la diversidad cultural, al visor de la historia y de la geografía humana, la que nos permite ver reflejos de otras formas posibles. La vida, en su manifestación más genuina, la que entendemos a la luz de la ciencia desde la biología, es biodiversidad, y en su vertiente antropológica, la que atañe al ser humano y sus relaciones con otros seres humanos y con su entorno, es diversidad cultural. Por eso, desde EQUO, rechazamos el etnocentrismo y el darwinismo social como expresiones enajenadas, por sectarias y fundamentalistas, de la más genuina naturaleza humana. Y queremos recalcar el papel fundamental que desempeñan la educación y los medios de comunicación masiva en la promoción del diálogo entre expresiones culturales diversas.
Abogamos por formas de vida posibles, que se convierten en nuestros referentes este día, para defender que la interculturalidad, como elemento transversal de la sostenibilidad, como proyecto social, es la iniciativa más esperanzadora que podemos emprender en provecho de nuestra propia especie como seres humanos cuya naturaleza cultural se basa en la diversidad. En el pasado el mundo se asentó sobre las diferencias culturales, predominando la guerra del todos contra todos, el reto de nuestro tiempo, el siglo XXI, que estamos inaugurando al reloj de la historia, es incluir en nuetras propias vidas, junto con la diversidad como patrimonio común, el diálogo como instrumento para desarrollar la capacidad de convivir.
Eladia Cuevas Co-portavoz de EQUO Córdoba