¡NO CALLAMOS ANTE LA VIOLENCIA MACHISTA!
¡SI TOCAN A UNA NOS TOCAN A TODAS!
¡NO MÁS MUJERES ASESINADAS!
Cada vez que una mujer es asesinada, EQUO Sevilla se viste de luto por el dolor, la indignación y la injusticia.
La dependencia económica, falta de acceso a la vivienda, la falta de educación, el silencio, así como la ceguera social ante este brutal tipo de violencia son cómplices de la muerte de demasiadas mujeres cada año.
Las mujeres de todo el mundo continuamos soportando las consecuencias de diversos tipos de violencias hacia nuestras personas y nuestros cuerpos, por el simple hecho de ser mujeres; así como hacia nuestros hijos e hijas, por ser vulnerables.
EQUO Sevilla no necesita un 8 de marzo para persistir en la lucha feminista, pues la violencia machista es un síntoma de esta sociedad anclada en unos valores heteropatriarcales y se manifiesta cada día con malos tratos, asesinatos, acoso sexual y violaciones a mujeres y niños/as. En este sentido observamos, con profundo dolor, cómo los avances legislativos de los últimos años no han conseguido atajar este mal – es más que evidente que urgen una reforma integral de la ley sobre violencia de género-, y las políticas de sensibilización se convierten en parches ineficientes, cuando deberían ser indispensables para proteger a todas las mujeres y, de entre ellas, a los colectivos más invisibilizados: niñas, adolescentes, mujeres con diversidad funcional, mujeres extranjeras, lesbianas y mujeres transexuales.
Estos asesinatos que se están produciendo con tanta frecuencia no dejan de ser, además, la cara más amarga de un escenario de machismos múltiples estructurales, más o menos visibles, donde las mujeres soportamos la carga de los cuidados a través de un trabajo “obligadamente voluntario”, donde se privatizan los servicios públicos, donde se recorta la inversión en materia de igualdad, donde se feminiza la pobreza. Todos estos escenarios se traducen en que las mujeres, y especialmente las mujeres que sufren doble o triple discriminación por su condición sexual, su color de piel o por presentar diversidad funcional, continuamos sometidas a situaciones de dependencia y de exclusión social y económica, que potencian situaciones de opresión y de sometimiento.
Creemos que es de vital importancia insistir y no cejar en la idea de articular respuestas y proyectos alternativos que denuncien y visibilicen nítidamente todas estas caras de la violencia de género. Del mismo modo reclamamos dispositivos de apoyo de proximidad, accesibles y diversificados, que contemplen cualquier tipo de necesidad específica.
El silencio es cómplice del heteropatriarcado, y vamos a hablar alto, a hablar claro y a transformar este sistema que no es el nuestro. Apostamos desde ya por otro modelo social basado en el respeto, la equidad, la ecología, la solidaridad y el bien común.
Nos duelen estas muertes, porque si nos tocan a una nos tocan a todas, y porque con ellas se va parte de nuestra voz.
¡BASTA YA!