Los puntos de vista “bienestarista “y “proteccionista” de los animales tienen diferencias pero, también, líneas de encuentro que son las que se han de desarrollar en toda su dimensión y excelencia. Teniendo en cuenta que el bienestar animal está basado en evidencias científicas y que la protección animal persigue una finalidad conservacionista o ética, el razonamiento humano nos pide que avalemos cualquier hecho relacionado con el sufrimiento animal con los fundamentos de la ciencia más que con los del pensamiento filosófico, el cual suele terminar “antropomorfizando” la conducta o comportamiento animal , o bien resignándolo a un debate estéril sobre los Derechos de los animales, lo que no es nada beneficioso para el desarrollo de medidas eficaces para lograr el mayor bienestar posible de los animales.
Los Municipios y las Diputaciones no suelen caracterizarse por preocuparse por los temas relacionados con el bienestar animal. Córdoba y la provincia son un ejemplo. Los distintos gobiernos municipales siempre han actuado bajo lo que la ley les hace responsables, y esto no llega a más que las competencias en sanidad de los perros y gatos vagabundos.
Desde que entró el gobierno del Partido Popular el gasto en subvenciones al bienestar animal ha sido irrisorio comparado con el dinero público que ha sido dado a promocionar espectáculos de tortura animal como es la Tauromaquia. A la empresa propietaria del Coso de los Califas el Ayuntamiento cordobés le ha dado este año 200.000 euros (33 millones de pesetas); a esto hay que sumar los más de 4 millones de euros de dinero público que han sido destinados al Museo Municipal Taurino, y los de la Delegación de Cultura del mismo que ha gastado más de 24.000 euros este año en publicitar ciclos de conferencias taurinas, exposiciones, edición de revistas taurinas y talleres “didácticos” para niños en la campaña denominada “arrímate con arte al museo taurino” con una finalidad de propaganda para elevar las estadísticas de los visitantes a un museo que recibe muchas críticas y pocas visitas. Esto sin contar el gasto en los periódicos locales con tiradas especiales sobre la apertura del Museo Taurino o la figura de Manolete que el Ayuntamiento no ha facilitado porque se ha gestionado con otra Delegación Municipal.
Si contamos con el dinero público que ha sido dilapidado en Tauromaquia en la provincia de Córdoba las cantidades se hacen indecentes. Por el contrario, muy poca subvención o ninguna se conceden a proyectos de bienestar animal y no me refiero a lo que se pueda destinar a los animales de granja sino a los animales de compañía incluidos el caballo.
Todos los municipios emplean dinero público en promocionar espectáculos y festejos populares taurinos. Lo acontecido con el Toro Lanceado de la población castellano-leonesa de Tordesillas es, ahora mismo, el reto a superar por una sociedad que no quiere este tipo de espectáculos contra los deseos de una minoría que lo quiere por ser tradición medieval. Hasta políticos y taurinos coinciden en calificarlo de salvajada que no aporta nada a la Tauromaquia; pero fue el gobierno del PP y 500.000 firmas en una ILP de taurinos, entre las que se encontraban la del presidente del gobierno o la de Mario Vargas Llosa las que han declarado esta salvajada Patrimonio Cultural Español.
La empresa municipal SADECO gestiona el Control Animal y también el de Plagas teniendo esta consideración roedores, cucarachas, xilófagos y otros entre los que destacan mosquitos. En cuanto al Control Animal se gestionan todos aquellos perros, gatos y animales que son abandonados o no tienen dueño. Según la memoria del 2012, ya que no hay publicada otra más reciente, en el municipio cordobés de los 3.811 ingresos gestionados, 2.591 se han puesto en adopción de los cuales solo 1.317 han sido adoptados. Este informe adolece de información sobre las eutanasias practicadas pero haciendo un cálculo y teniendo en cuenta el papel sanitario de los lazaretos municipales donde la Ley les conmina al sacrificio, la cifra ronda los 2.494 animales sacrificados. La tasa municipal por sacrificio que incluye la incineración del cadáver es de 47,41 euros, lo que arroja un total de 118.240, 54 euros que pagamos los ciudadanos. A esto hay que sumar la tasa por la recogida de animal abandonado que es de 32,80 euros y la tasa por estancia de 6,63 euros/día, más la tasa por observación de perros y gatos mordedores por las autoridades sanitarias competentes que son 4,9 euros/día. Si el mínimo de estancia de un animal son 15 días, el cálculo del gasto que paga el municipio a la empresa SADECO por animal es de 99,45 euros en el caso de animales abandonados y de 73,50 euros por perro y gato mordedor. Como no tenemos esa información que no es facilitada por la empresa, el cálculo para el total de animales si sólo fueran de los abandonados es de 379.000 euros. Es decir, a los ciudadanos y ciudadanas tengan o no perro o gato les ha costado más de medio millón de euros la gestión de los perros y gatos abandonados en el año 2012. El coste del mantenimiento en comida, instalaciones o sanidad ni si marcan con el mínimo de bienestar animal son una incógnita para los ciudadanos. Pero el sacrificio de animales no es una cuestión de bienestar animal puesto que no sufren, al ser de aplicación un tratamiento de eutanasia humanitaria. El verdadero problema de los lazaretos municipales es la falta de control sobre el bienestar de los animales que residen. Muchas denuncias y hojas de reclamaciones han sido puestas en el CECA, pero al ser gestionado por el propio Ayuntamiento hay una falta de transparencia y de publicación de los mismos. De hecho existe un convenio de colaboración con protectoras de animales para que puedan beneficiarse de mejores precios a la hora de las adopciones pero a condición de que no denuncien ningún caso irregular. Todo esto dice muy poco sobre cómo se lleva la gestión del bienestar animal en las instalaciones municipales. No podemos olvidar que las necesidades en el bienestar de un perro o de un gato son las mismas, independientemente de que estos animales se encuentren en un refugio, en una casa o tengan vida libre.
El papel que juegan las protectoras o entidades de protección de animales en el control de la población de perros y gatos es impagable, puesto que no reciben ni un solo euro de las administraciones locales ni las diputaciones. Suelen financiarse con donaciones de particulares y el trabajo de voluntarios. En estas protectoras, está prohibido el sacrificio por razones de espacio como no ocurre en SADECO y la finalidad siempre es la adopción con garantías de responsabilidad. Muchas de ellas no tienen medios y tienen que estar registradas como núcleos zoológicos con requisitos legales, tanto en instalaciones, sanidad y bienestar animal. Está claro que la dedicación y el tiempo que les profesan es muy superior al de los lazaretos municipales; incluso ante la falta de instalaciones optan por el sistema llamado de acogida. La ley les obliga a mantener a los animales en condiciones sanitarias obligatorias y esterilizados, lo que no cumple la empresa municipal SADECO para los animales que dan en adopción.
Además, tenemos el caso particular de la protectora El Arca de Noé en la capital donde tras la firma de la cesión de un terreno próximo a las instalaciones de SADECO para la construcción de un refugio, y ser denunciados por los vecinos de la Urbanización “las siete fincas”, en donde tenían su albergue, y el retraso del Ayuntamiento en proporcionarles el nuevo terreno; al final se ven sin tiempo ni dinero para afrontar la construcción del nuevo albergue para unos 30 animales .Promesas que se hicieron en la campaña para las elecciones municipales del 2011, aunque ya tenían firmada la cesión del terrero con el anterior equipo de gobierno.
No solamente la sociedad actual quiere la existencia y la gestión de estos animales por protectoras donde el sacrificio es cero, sino que la Ley andaluza las hace colaboradores necesarios junto con los municipios. Desde que dicha Ley fue aprobada y publicada en el 2003 por la Junta de Andalucía no se ha desarrollado esta parte; ni parece que la administración andaluza ni la local tengan el más mínimo interés en algo que puede ahorrar a las arcas públicas miles de euros.
No obstante, desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se ha sacado un borrador de un anteproyecto de Ley de Comercio y Tenencia responsable de perros y gatos que no ha gustado ni a veterinarios, ni a criadores ni a cazadores ni a los comerciantes. En fase de alegaciones creo que tendrá que ser muy modificado para que pueda llegar a debatirse y aprobarse en las Cortes.
El Zoo de Córdoba también es gestionado por el Ayuntamiento de la ciudad. Forma parte de un grupo “naturalista” que engloba también el Jardín Botánico. Tras la llegada del Partido Popular al Gobierno se opta por hacer una política propagandística más que atender las necesidades de bienestar de los animales “residentes”. Un Zoológico tan pequeño y sin posibilidad de expansión por las dificultades que entraña su ubicación al ser zona de restos arqueológicos de gran interés para la ciudad pero que no se llegan a poner en valor, debería asistirle la razón de la ciencia del bienestar animal en la que el espacio como fórmula para el enriquecimiento ambiental en muchas especies animales que alberga es una necesidad. El mayor ejemplo lo tenemos en Flavia, la elefanta, pero hay otros muchos. Cualquier carnívoro o herbívoro hace uso de grandes espacios en sus medios naturales y su conducta está instintivamente desarrollada con ello. Actuaciones como visitas nocturnas al Zoo o bendecir perros y gatos a las puertas del mismo el día de San Antón son las ocurrencias del concejal de medio ambiente urbano que espero no hayan sido aconsejadas por los técnicos o la Universidad. Las necesidades del mínimo bienestar animal son las mismas en un tigre del Zoo de Barcelona que en el de aquí pero las diferencias de instalaciones y recursos destinados hacen que no se cumplan en nuestro Zoo postergando al “tigre cordobés” a un peor bienestar.
La Ley de Zoos, muy reciente, da una nueva dimensión a estos establecimientos que la simple “casa de fieras” con las que originariamente se crearon y en la que el Zoo de Córdoba se ha mantenido hasta hace muy poco: Conservación, Educación e Investigación.
La conservación se entiende de aquellas especies en peligro de extinción o aquellas que por sus condiciones físicas no puedan ser devueltas a su hábitat natural. Está claro que ya no se extraen animales salvajes de su entorno, está prohibido. Los videos documentales han venido a ofrecer una calidad extraordinaria para que nuestra curiosidad humana se vea resuelta sin necesidad de provocar sufrimiento en los animales. Pero, hay nacimientos en los Zoos de todo el mundo y la falta de espacio y la consanguinidad pueden ser un problema, por lo que existe una red de Asociaciones de Zoos para intercambiar individuos. Recientemente el Zoo de Córdoba ha adquirido ejemplares de Ualabí, cocodrilos enanos, una osa, un macaco y una pareja de Quebrantahuesos. Transportar a un animal salvaje y si es de cierto tamaño es muy peligroso para su vida y cuesta mucho dinero.
La educación como fórmula para que las personas puedan reconocer y aprender algo sobre la vida de los animales salvajes tiene algunos inconvenientes a superar. El respeto hacia los animales y la biodiversidad no creo que se puedan encontrar en los recintos cerrados como el Zoo de Córdoba. Nunca veremos el comportamiento natural de la especie en todo su esplendor. Estudios hechos por la Universidad de Córdoba dicen que la visita del público a ciertos animales del Zoo les provoca estrés y cambios en el comportamiento que sugieren que se tomen medidas. También tengo claro que hay personas que no respetan nada la vida animal y les causa “gracia”, por ejemplo, que un mono pegue saltos asustado tras aporrear el cristal del recinto en el que se mantiene. No hay suficiente vigilancia ni sanciones como ocurre en otros Zoos de otros países. El mantenimiento de especies salvajes cuesta dinero y el Ayuntamiento no destina partidas presupuestarias para el Zoo desde hace mucho tiempo para este tipo de cuestiones. Quiere un Zoo “barato” y esto lo pagan los animales en su bienestar.
Entiendo la fascinación del ser humano por la vida animal, siempre hemos convivido con ellos y siempre hemos temido a alguno de ellos. No es lo mismo ver a un león por la televisión que al natural, pero en el Zoo de Córdoba los vemos detrás de un cristal .Realmente ni los vemos porque o están durmiendo o sesteando. No vemos como se relacionan o tienen comportamientos agonísticos como ocurre en otros establecimientos. Nos limitamos a verlos incluso a criticar lo mal que huelen ofreciendo nuestra visión más ignorante del mundo animal. Pero sigo pensando que los documentales de hoy sobrepasan con creces lo que una persona pueda aprender para su conocimiento personal de su visita al Zoo.
La investigación sí que me parece interesante en el Zoo al mantener una población de animales de las que no se va a obtener ninguna producción, salvo la rentabilidad de unas entradas que no llegan a mantener los gastos que genera para los ciudadanos, ya que el modelo de estos animales que no pueden ser realojados en su medio natural puede dar mucha información para conocerlos mejor. De hecho, la Universidad de Córdoba mantiene un acuerdo con el Ayuntamiento para hacer algunas cosas en este sentido, pero desconocemos el público en general cómo se van a aplicar en los “residentes”.
En definitiva, si queremos animales tenemos una responsabilidad con ellos, la de no provocarles, ansiedad, miedo o sufrimiento y atender sus necesidades de bienestar que no son otras que las calificadas como las “5 libertades o necesidades” que son aplicables a todos los animales en cualquier circunstancia. Además, como sociedad debemos pedir a las administraciones locales que se impliquen en ello porque se ahorrará dinero público, se fomentará empleo estable y se enriquecerá la ciudad.
La Fundación Equo ha organizado en su Universidad Verde de Verano bajo el lema”La ciudad que queremos” un taller sobre Políticas de protección animal en los ayuntamientos: ¿realidad o ficción? Ninguna otra formación política y mucho menos las del bipartidismo español se toman en serio nada de lo relacionado con el bienestar y la protección animal. Si queremos cambiar las cosas tendremos que llegar a los puestos de gobierno. Equo lleva debatiendo esto desde sus inicios y mantiene constantemente posturas a favor de la abolición del uso de animales en fiestas y festejos populares y la prohibición de políticas municipales que subvencionan dichas actividades. Los animales necesitan estas políticas de bienestar y protección y tenemos que estar con quienes están dispuestos a garantizarlas.
Como colofón al mes de septiembre la Asociación Parlamentaria para la Defensa de los Animales ha organizado las II Jornadas Parlamentarias de Protección Animal bajo el título Violencia de especie: estrategias educativas para una cultura de paz sin discriminación. Esta vez abordó la violencia hacia los animales como síntoma de alarma social y la necesidad de incidir en la educación de los menores.
Rafael A. Luna Murillo, veterinario, especialista en Comportamiento y Bienestar animal, miembro de la Asociación de Veterinarios Abolicionista de la Tauromaquia y del Maltrato Animal .
Una idea sobre “Políticas municipales en Córdoba sobre el bienestar y la protección de los animales”
Las cosas bien claras por Rafael Luna, a estudiarlo bien.