
La “Tragedia de los comunes”, dilema escrito por el matemático William Foster, en 1833, cuenta la historia de unos pastores que usaban la misma zona de pastos para el ganado. Uno de ellos pensó que podría llevar a una oveja más a pastar a la zona de los pastos comunes y que no alteraría el equilibrio de los mismos, ni la recuperación del suelo. Los demás pastores pensaron lo mismo y llevaron, individualmente, una oveja sin creer que los pastos se deteriorasen. La suma imperceptible de los daños causados por cada animal hizo que los pastos desaparecieran: las ovejas y los pastores murieron de hambre. ¿Y si en vez de pastizales fuera atmósfera, océano o agua? ¿Quién debe de velar por los bienes comunes, por ejemplo, como el agua?
En la zona norte de la provincia de Almería el Estado se encarga de custodiar el agua a través de las Confederaciones Hidrográficas del Segura y del Guadalquivir. El resto de la provincia, donde se encuentran las grandes masas de agua subterránea, pertenece a la Demarcación Hidrográfica de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas, siendo su control competencia de la Junta de Andalucía. Las aguas superficiales se ven y son más fáciles de gestionar que las subterráneas. ¿Qué ocurre por tanto con las que no se ven? ¿Cómo se gestionan los acuíferos? Hasta finales de los setenta nadie pensaba que los acuíferos de la provincia estaban siendo sobreexplotados y tras ser estudiados desde comienzos de los ochenta, en 1986 los del Campo de Dalías, Níjar, Huércal-Overa, Pulpí y el Bajo Andarax, conjuntamente con el de la zona costera occidental de la provincia de Huelva, se convirtieron en los primeros declarados provisionalmente como sobreexplotados de España.
En la actualidad, según los documentos de Planificación Hidrológica de la Demarcación Hidrográfica de la Cuencas Mediterráneas Andaluzas, elaborados por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, de las 22 masas de aguas subterráneas sobreexplotadas de la demarcación 14 están en Almería; y los datos, en general, nos dicen que consumimos por encima de lo que los acuíferos podrían abastecernos. Los datos cambian a ritmo vertiginoso, por ejemplo, en el acuífero del Río de Aguas a finales de la década pasada el índice de explotación era de 3,3 y ahora es de más de 4. La falta de gobernanza sobre los acuíferos es un clamor y el sistema de gestión lo ampara de manera perversa. Un modelo que sigue propiciando el expolio de nuestros recursos naturales, como antes nos explotaban los ingleses los recursos mineros, y ahora lo hacen las grandes empresas, entre ellas las constructoras y promotoras inmobiliarias, que desembarcan esquilmando los recursos naturales en detrimento de los pequeños agricultores y del resto de la población. Primero se genera el conflicto -grandes plantaciones de olivos, de lechugas, más superficie invernada, etc.- y luego se busca la solución: ¿Indemnizaciones a estas empresas? Dice el psicólogo Barry Schwartz: “¿Cómo escapar del dilema en el que muchos individuos actuando racionalmente en su propio interés, pueden en última instancia destruir un recurso compartido y limitado, incluso cuando es evidente que esto no beneficia a nadie a largo plazo? […] Nos enfrentamos ahora a la tragedia de los comunes globales. Hay una Tierra, una atmósfera, una fuente de agua y seis mil millones de personas compartiéndolas. Deficientemente, los ricos están sobreconsumiendo y los pobres esperan impacientes a unírseles”.
Almería, gracias a los pozos, a la maquinaria de perforación, a las bombas de agua, etc. tuvo una gran revolución social y agraria, dejando en el pasado la miseria en la que estábamos sometidos, pasando a ser dueños de lo que producíamos y producimos. ¿Hasta cuándo vamos a guardar silencio? Los Municipios, pequeños agricultores, etc. tienen mucho que decir de este “Modelo de Expolio” permitido por la Junta de Andalucía y que se está convirtiendo en tragedia.
2 ideas sobre “La Tragedia de los Comunes (Mar Verdejo Coto)”
Nobel de Economía quería decir. Para Elinor este tipo de problemas se solucionan en gran parte delegando la gestión del recurso en los propios consumidores, haciéndose corresponsables del drama al que se enfrentan
Sobre este tema, la premio Nobel de la paz Elinor Ostrom tiene un magnífico libro «El Gobierno de los Bienes Comunes». Desde luego que ahora mismo, la administración (no sólo la Junta) está subvencionado el expolio de un recurso básico (redes de riego) y no para un consumo básico sino para enriquecer a unos pocos mediante la exportación de hortalizas con requerimientos hídricos importantes