
Quien piense que ir a votar no sirve para nada: se equivoca. El domingo 24 de Mayo algo cambió en el País; hemos comprobado que las cosas son posibles.
Y no nos lo ponen fácil. Entre la Ley D´Hont, en la que los partidos mayoritarios son beneficiados y los perjudicados son los pequeños; porque la ley da facilidad a las mayorías absolutas. También “la sensación de que los votos a terceros, cuartos, quintos eran casi desperdiciados y poco iban a influir en el resultado final” como resalta Javier Marías en su artículo de opinión “Con el parche tuerto”; aún así la ciudadanía fue a votar. El voto español residente en el extranjero tuvo dificultades para votar, así lo ha reconocido el Ministerio de Asuntos Exteriores. Además el sistema democrático tiene “grietas” que vamos conociendo y nos deja sorprendidos, como por ejemplo en el voto por correo. Hagamos un zoom a lo local: en Almería capital el voto por correo creció un 53,19% con respecto al año 2011; pudimos comprobar en primera persona, que en el C.P. El Puche había 86 votos frente a los 5 de los últimos comicios; la mañana empezó a ser movida; además se detectaron en el C.P. La Chanca 200 votos por correo ante los 40 de las anteriores elecciones; y en el I.E.S. Alhamilla 70 votos de los que, como curiosidad, el 50% procedían del mismo domicilio: la Fiscalía de Almería ha abierto investigación de esta supuesta trama que vulnera los derechos de los electores en su ejercicio de voto. Y la abstención es otra de nuestras asignaturas pendientes, aumentando un 16% con respecto a las anteriores elecciones. Aún así, contra viento y mareas, el domingo fuimos a votar dejando en casa la sensación de que el voto no está desperdiciado si se vota a C, D, E, F o etc., sabiendo que no solo tenemos la opción A o la B. Los ayuntamientos y gobiernos autonómicos se van tiñendo de diferentes colores, haciendo que fracasen las mayorías absolutas: las confluencias ciudadanas han sido parte del éxito para que la democracia empiece a airearse, que buena falta nos hacía. El no tener mayoría absoluta hace que sea tiempo de pactos; estos no tienen que verse como un trauma sino como parte de la democracia. No hay que hacer drama de este proceso; tenemos que empezar a acostumbrarnos, aunque no lo hayamos practicado mucho en los últimos 30 años metidos en democracia. Tenemos que empezar a normalizar el diálogo y no la imposición para poder entendernos, a pesar de que se empeñen en hacernos creer que hay una España dividida, entre el mensaje esperpéntico que causa a la vez horror y risa. En todos los rincones del País la ciudadanía ha hablado y hemos intentado entendernos, en algunos lugares con más éxito que en otros; la ciudadanía también estamos aprendiendo a organizarnos y coordinarnos. Este aprendizaje exprés ha llevado a cambiar la realidad política, no sin esfuerzo. Enhorabuena a los que lo han conseguido: las confluencias son la principal fuerza de transformación política.
Tras las elecciones la Ecología Política ha sido sembrada en más de un centenar de municipios: 14 capitales de provincia y tres parlamentos autonómicos. Desde Almería capital: gracias a las 1.424 personas que han confiado en nosotros para que lleváramos la Ecología Política al Ayuntamiento de Almería; no podremos hacerlo desde dentro pero estamos acostumbrados a trabajar, desde hace décadas, por la equidad y el medio ambiente; y en los últimos cuatro años además lo hacemos desde EQUO. Enhorabuena por los resultados a los compañeros y compañeras que han trabajado por la confluencia y ha dado resultados, como ha ocurrido en los Ayuntamiento de Adra y de Roquetas de Mar. Es hora de aprender lecciones, sacudirse el polvo y construir desde los escombros: nadie dijo que esto sería fácil pero ya sabemos el camino.